Las preguntas de la fiscalía empiezan a adquirir cierto tono de desesperación a la hora de interrogar a los testigos de las empresas vinculadas a los encargos del referéndum. El diseñador gráfico que recibe un encargo en el hotel Colón pero no sabe de quién, la imprenta que hace el trabajo y no lo cobra, el trabajador de Unipost que traslada el palet de sobres de la Generalitat porque está al lado de la máquina del café y los trabajadores se están poniendo nerviosos...

El interrogatorio de la fiscalía de este martes ha recordado en algún momento una película de espías, pero, más de un perfil Rowan Atkinson que no Sean Connery. Los testigos de las empresas, por su parte, exhiben una desenvoltura que ya habrían querido los responsables de los Mossos. Quizás porque quien más quien menos ya ha tenido que enfrentarse en solitario –sin abogado ni cámaras- un par de interrogatorios de la Guardia Civil y del juzgado del 13. Los abogados de la defensa se han encargado de subrayar esta circunstancia.

Si por la mañana, la responsable de personal de una empresa de artes gráficas, Rosa Maria Sans, ha explicado que desconocía de donde había llegado el trabajo que les habían encargado sobre los carteles del referéndum, del cual no llegó ni a emitir factura, por la tarde, la escena se ha repetido con un diseñador gráfico, Enric Vidal, que ha explicado que se le encargó el trabajo de redimensionar el cartel del 1-O y llevarlo a las imprentas pero desconocía ni quién le hacía el encargo ni quién lo tenía que pagar.

Con el diseñador ha vuelto a salir el "tal Toni" que ya sacó ayer la cabeza con la declaración del responsable de Unipost. El testigo ha explicado que fue alguien que respondía a este nombre quien le citó en el hotel Colón para hacerle el encargo. Con todo, y aunque después de leer los diarios dedujo que podría ser Toni Molons, entonces secretario de Difusión del Govern, ha asegurado que no lo podía identificar con seguridad.

"Por qué no ha intentado cobrar la factura ni espera cobrarla", le ha preguntado la abogada del Estado. "Porque después de ver el panorama uno ni se esfuerza", ha replicado el diseñador.

Sólo el último testigo de la tarde, un comercial de una imprenta ha apuntado que le había contratado una persona de Òmnium pero que le había dicho que la factura tenía que ir a la Generalitat. A preguntas de la defensa, sin embargo, ha admitido que ningún responsable del Govern les hizo ningún encargo oficial. Y, de hecho, ha asegurado que nunca cobraron porque no entregaron el trabajo.

La jornada ha sido breve y con media entrada de público. Entre las caras conocidas, el hombre del Tiempo de TV3, Tomàs Molina, que ha aprovechado una reunión en Madrid para pasarse la mañana por el Supremo. Lo que ha visto ha sido apenas una ráfaga de viento porque la sesión ha acabado a media mañana.

Con todo, si hubiera podido volver por la tarde habría podido constatar un par de chubascos provocados por el interrogatorio de la fiscalía. El primero, sólo empezar las preguntas al diseñador gráfico, cuando el fiscal le ha preguntado si era socio de Omnium. "Soy socio de Òmnium". "¿Desde cuándo?", ha seguido el interrogatorio. "Hace quince o dieciséis años". El abogado Benet Salellas ha saltado como un muelle para protestar y reclamar el sentido de una pregunta que forma parte de fuero interno de cada uno.

El presidente de la sala, Manuel Marchena, ha apelado al carácter transversal, no ideológico de la entidad por lo cual ha argumentado que no es trata de una transgresión a su libertad ideológica.

La respuesta no ha gustado Salellas que ha hecho constar en acta su protesta. En la primera fila del público, Gemma Espigares, diputada de ERC ha sacado de la bolsa una sudadera de Òmnium con la el rostro y la frase de Jordi Cuixart "Nunca no podrán encarcelar las ideas" y se la ha puesto discretamente.

Entre el público, seguía la escena al abogado Bill Shipsey, fundador de Art for Amnesty, considerada la sectorial artística de Amnistia Internacional. Shipsey sigue el caso de Cuixart y de hecho fue uno de los testigos desestimados por el tribunal. La visita le habrá resultado posiblemente más reveladora de la que se esperaba.