Sin facturas que demuestren la malversación. Nuevo asalto de la fiscalía, hoy con Unipost, que tenía que repartir parte del material del referéndum. No hay facturas y no consta que se pagara nada. Por lo tanto, se sigue sin probar el delito de malversación.

Las defensas han destacado que los registros en las sedes de Unipost se hicieron sin orden judicial. En ningún caso la Guardia Civil mostró la orden a los responsables de la empresa de reparto.

"El servicio no se puede facturar antes del reparto", ha explicado Albert Planas, director de producción de Catalunya de Unipost. "Las cartas llegaron sin ningún tipo de instrucción", ni albarán ni instrucciones. "Por eso estaban parados" los envíos, ha explicado Planas. "Estaban todos los envíos retenidos en la oficina de Terrassa", ha insistido.

La empresa tenía un acuerdo marco con diferentes conselleries, Salut, Cultura y Presidència, y recibió el encargo el 18 de septiembre del 2017 para enviar varias cartas que estaban en el almacén de Terrassa. Eran 42.000 cartas, según la Guardia Civil, que las requisó y que iban dirigidas a los miembros que tenían que formar las mesas del referéndum del 1-O. Las cartas iban dentro de un sobre con un nombre y una dirección.

Planas ha dicho que no sabían el contenido del envío: "En las cajas decía 'Generalitat de Catalunya', no se sabía que eran para el referéndum". "Estábamos a la espera de recibir la orden de reparto", ha explicado Planas a preguntas del fiscal Jaime Moreno.

Moreno ha hecho explicar cómo fue el registro del 20 de septiembre y ha tenido que ser advertido por Manuel Marchena por inducir las respuestas del testigo.

El fiscal ha buscado incluir toda la contratación de la Generalitat de 5 millones de cartas en los envíos del referéndum, que el testigo no ha corroborado.

Consuelo Madrigal tampoco ha tenido éxito con Francisco Fuentes, responsable de Unipost de Catalunya y Balears, que también ha explicado que no había albarán y los envíos estaban "retenidos". "No nos entregaron nada. Ni albarán, ni un triste papel...", ha remarcado Fuentes ante la insistencia de la fiscal que busca probar el delito de malversación.

Yo no sé si se emitieron unas facturas que después se anularon inmediatamente

Fuentes ha puesto en duda que realmente aquellos envíos fueran certificados y ha apuntado que parecían simples cartas: "Para mí, eran cartas ordinarias, porque en un porcentaje mayoritario no llevaban justificante de entrega".

Consuelo Madrigal ha intentado poner entre la espada y la pared a Francisco Fuentes cuando lo ha presionado sobre si sabía de quién era el encargo o no. Y la apretada le ha vuelto a salir mal.

Antonio Manuel Santos, director de reparto de Unipost de Barcelona y Badalona en el momento de los hechos, ha dicho a preguntas también de Consuelo Madrigal: "En ninguno de los años que he estado en Unipost he hablado con nadie de la Generalitat".

Santos no ha podido explicar cómo iba el albarán online porque no lo llevaba él y ha dicho que una vez autorizados los envíos, los ponían en marcha. "Los facturaría la central, yo no estaba en la central", ha dicho. "Somos delegación propia. Recibíamos la mercancía sin albarán y sin orden de entrega", ha explicado.

Sorpresa, sorpresa

Madrigal no ha desestabilizado en ningún momento a los testigos, que incluso le han respondido con un cierto tono burlón en algunos momentos ante su insistencia.

El "tal Toni"

Y nuevo toque de atención de Marchena por inducir respuestas cuando la fiscal ha intentado poner en boca del testigo que su contacto era Toni Molons, que era secretario de Difusió del Govern.

Y es que Fuentes tenía como contacto un Toni, que él suponía que era de la empresa que preparaba las cartas y los sobres y que tenía que llevar el material de la Generalitat a Unipost. Consuelo Madrigal se ha obsesionado con el "tal Toni", como ha dicho Fuentes, por si lo podía relacionar con Molons.