El juicio al procés independentista en el Tribunal Supremo se ha reanudado este martes con la declaración de nueve agentes de la Guardia Civil que quedaron pendientes la semana pasada y que actuaron en diferentes centros de votación el 1 de octubre del 2017 para impedir la celebración del referéndum, y de 12 más del CNP. Han relatado que algunos de ellos tuvieron que salir corriendo una vez finalizada la intervención porque la "masa" de gente concentrada se les tiraba encima o los perseguía.

En estas declaraciones se ha vuelto a escuchar lo mismo que han dicho otros agentes del instituto armado en este juicio: que fueron insultados, escupidos, incluso agredidos, ya que la mayoría de los que han declarado este martes sufrieron golpes y arañazos.

Escuela Mediterrània, Pau Claris, Escoles Pies, IES Balmes i Lluís Domènech

Las cargas más contundentes se han visto hoy en el Tribunal Supremo. Se han visto con la voz de los testigos de la policía que han dado una nueva visión de lo que pasó el 1-O.

Pero la descripción de los hechos coincide con la oída hasta ahora. Gritos, consignas y resistencia pasiva: "Estaban en el suelo haciendo resistencia con patadas". Y también había algún manifestante "con postura de boxeador". "Sufrimos manotazos y patadas", ha relatado otro testigo.

Todos han descrito que les lanzaron conos de obras y vallas metálicas.

La gran revelación de hoy también ha sido que algunos de los manifestantes llevaban paraguas. El 1-O llovió durante toda la mañana.

Contra los Mossos

Los testigos niegan desproporción e involucran a algunos mossos acusándolos de entorpecer la tarea policial. Uno de los testigos fotografió incluso a uno de los agentes de la policía catalana, que sitúa en dos puntos de votación diferentes y que "intentó romper el cordón de seguridad", ha explicado. El testigo ha acusado al mosso de defender que los manifestantes tenían "derecho a votar".

"Me habían ordenado que las furgonetas se acercaran lo máximo posible y los Mossos nos dijeron si estábamos locos", ha relatado uno de los agentes a preguntas de Andreu Van den Eynde.

Uno de los testigos ha relatado como algunos mossos salían con urnas y se las llevaban con coches de Presidència y como en algunos puntos de votación el binomio estaba en la entrada de los centros "con actividad pasiva".

Garrigàs

Uno de los testigos de este martes formó parte de la comitiva judicial que tenía que requisar el material electoral en el ayuntamiento de Garrigàs, en Girona. Ha explicado que cuando intentaron salir del edificio, los compañeros de la Unidad Especial de Seguridad Ciudadana (USECIC) de la Guardia Civil realizaron un cordón de seguridad para protegerlos, pero que se llegó a romper cuando uno de los agentes perdió el equilibrio y tropezó en unas escaleras a causa de "la presión de la gente concentrada".

Ha seguido diciendo que este momento fue aprovechado por uno de los manifestantes para golpearlo en la cara con un manojo de llaves. "Después de recibir la agresión, la comitiva judicial se partió por este incidente y emprendimos la carrera hacia el exterior del recinto en busca de los coches oficiales. Yo salí corriendo porque temí por mi integridad física", ha recordado.

Otros policías que actuaron en el mismo punto de votación han destacado que la situación fue muy compleja de controlar y "que la gente se alteró" justo cuando la comitiva judicial empezó a salir. "Tuvimos que salir corriendo porque nos perseguían, la gente se lanzaba sobre la cápsula de seguridad", han dicho.

Mont-roig del Camp

También han declarado dos agentes que estuvieron en el Instituto Antoni Ballester de Mont-roig del Camp, en Tarragona, donde, según han indicado, se tuvo que hacer uso de un espray de defensa personal.

Han explicado que la valla del centro educativo se encontraba cerrada con llave y que detrás había alrededor de 300 personas concentradas, en un ambiente "hostil". Después de romper la cerradura con un ariete, empezaron a recibir empujones y patadas de los manifestantes, de manera que la Guardia Civil tuvo que hacer uso de sus defensas reglamentarias (porras) para "intentar rectificar el comportamiento", "intimidar" y hacer retroceder a los congregados para llegar hasta la entrada del instituto.

Aun así, un guardia civil tuvo que hacer uso del "espray" personal a causa de las dificultades que estaban teniendo. Según ha apostillado uno de los testigos, su utilización es por "decisión propia" y el objetivo es "disuadir" y "evitar males mayores". También ha mencionado que los efectos son picores de ojos, tos y en algunos casos vómitos.

En cuanto a sus experiencias en esta actuación, uno de los agentes ha rememorado que un manifestante le sacó la porra y que en un forcejeo sufrió una lesión en la muñeca después de quedar atrapado entre la reja del instituto y la defensa reglamentaria. El otro testigo, encargado de custodiar y trasladar el material electoral confiscado, ha subrayado que abandonaron la zona con los vehículos de "forma rápida" porque| una "barrera humana los empujaba hacia las afueras de la población".