Hoy han empezado a declarar los antidisturbios españoles que cargaron durante el 1-O en diferentes puntos de votación.

Algunos más contenidos que otros, todos han coincidido en que los votantes tenían "una actitud hostil" y que tuvieron que apartar a los manifestantes que bloqueaban las puertas. Ninguno de ellos vio policías dando patadas, ni tirante nadie por las escaleras del instituto Pau Claris, ni heridos. Y la mayoría admiten los golpes de porra pero los justifican.

"Empieza a llover de todo", relatan, "vallas, conos, adoquines...". "Nos insultaron: asesinos, hijos de puta, serías las fuerzas de ocupación, perros asesinos del estado". Y de otros más subidos de tono: "perro, hijo de puta, te tendrías que morir. Tendría que devolver a ETA y matárseos".

Sobre la intervención a Ramon Llull, uno de los testigos ha justificado el lanzamiento de pelotas de goma: "tiramos pelotas de goma como último recurso". Durante el relato de la intervención policial los testigos en explicado que estaban atrapados en una trampa para ratones.

Siempre se hizo de forma adecuada, oportuna y proporcional

El relato más extravagante, sin embargo, ha sido el del policía con TIP 100.445 que ha definido las cargas del colegio Estel y la Fundación TriniJove donde, según palabras del mismo testigo, "aquello no era rumba catalana. Aquello no era un ambiente lúdico y festivo. Era odio".

Decían que eran gente de paz, pero sueño gente lleno de odio

ESte mismo policia a acabado comparando a los votantes del 1-O con el terrorismo del País Vasco: La mirada era de querer matar. Sólo lo he visto en el País Vasco con terroristas".

Y después ha entrado en el detalle de cómo intentó apartar a la gente de delante de la puerta: "había uno mujer de 40 kilos, pero era una tigresa". Y aquí el presidente del tribunal Manuel Marchena lo ha cortado.

Algunos antidisturbios vieron encapuchados y justifican la carga y haber disparado salves porque les tiraron vallas, sillas y conos. Y algunos testigos han negado ver cómo la policía golpeaba con la porra manifestantes que estaban sentados en el suelo. Sólo uno de los testigos ha admitido golpear con la porra: "Se hizo uso de la defensa para apartarlas, y eso comportaba golpearlos".

Contra los Mossos

Como si se hubieran puesto de acuerdo, los antidisturbios españoles han coincidido en que los mossos tenían una "actitud pasiva y colaborativa" con los organizadores del referéndum.

Algunos ni los vieron. Y otros explican que les vieron una pareja durante la retirada.

El último de los testigos también ha dejado claro que los Mossos no los auxiliaron en ningún momento: "había una patrulla de mossos lejana y no nos ayudaron en ningún momento". Judith Gené, que hoy representa a Joaquim Forn, ha preguntado al testigo si estos mossos eran de seguridad ciudadana y si se pidió refuerzo a la BRIMO. Y el agente en dedo que no.