La semana, la Semana Santa, en el Tribunal Supremo se cierra con 23 testigos que han repetido uno tras otro el mismo relato.

Nadie utilizó las defensas, los manifestantes ponían en primera línea a niños y ancianos y amenazaban con matar a los policías. Tampoco vieron "abuelos volando". Aseguran que los acompañaron cuando los sacaban de la "masa" como si fueran "sus familiares".

Sólo uno de los testigos ha sido más realista cuando ha explicado ponderadamente que los manifestantes "no eran violentos, ni tenían una actitud agresiva". Sobre los abuelos ha dicho que no eran de avanzada edad, sino que tenían entre 50 y 60 años. Lo que ha provocado las risas de la sala porque Jordi Pina ha dicho que es precisamente la edad que tiene él.

El mismo Jordi Pina es quien ha hecho notar, momentos antes, que uno de los testigos ya había declarado. Un policía que ha venido expresamente de Murcia y que ya compareció el jueves pasado por la tarde.

"¿Qué haríamos sin usted, señor Pina?", le ha dicho Manuel Marchena al abogado de Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull.

Y la sala ha estallado a reír. Y también todos los miembros del tribunal delante de la figura impasible y de pie, todavía, del testigo. "No es fácil gestionar la citación de 500 testigos", ha dicho Marchena mientras seguía riendo.

La lluvia del 1-O

El 1-O llovió en todo el país. Los votantes iban con paraguas. Pero según los policías que han testificado, el día del referéndum llovió de todo: "Recuerdo una lluvia de piedras y paraguas".

Pero hubo varios tipos de lluvia: "Vi llover escupitajos", ha dicho otro policía. Y otros han relatado que les cayeron "patadas por todas partes".

Los Mossos

Todos los policías han dicho también que los Mossos se negaron a colaborar. Incluso cuando se lo pidieron. Han sido preguntas dirigidas por la fiscalía que preguntaba exactamente si les pidieron colaboración.

"No existía colaboración", ha dicho uno de los testigos. "Los Mossos d'Esquadra no colaboraron en nada", ha añadido otro. Uno de los policías que ha declarado hoy también ha hecho notar que en el centro Joan Carles I de Lleida había una "línea de bomberos con el casco puesto para impedir el acceso".