Hoy han empezado a declarar los testigos que han tenido alguna cosa que ver con el alojamiento de los policías españoles.

La fiscalía ha citado a Pere Buil, práctico del puerto de Palamós, donde el Moby Dada, el barco de los piolines, finalmente no atracó. Hacen responsable al conseller Josep Rull, que ya explicó que no se dieron permisos porque no se había pedido la entrada a puerto siguiendo el procedimiento.

Buil, encargado de asesorar los capitanes de los barcos en la entrada y salida del puerto, ha explicado que no sabía quién iba dentro de los barcos y que cuando subió para hablar con el capitán, este le comunicó que llevaba a las "tropas españolas".

El práctico del puerto ha admitido que no se pidió autorización por la plataforma digital para el atraco. También ha dicho que desconoce cómo tienen que pedir los permisos los buques del estado español. A preguntas de Jordi Pina, Buil ha explicado que es habitual que en el puerto de Palamós atraquen barcos de alojamiento.

La figura de práctico del puerto no forma parte directamente del personal de Ports de la Generalitat, sino que se trata de un servicio externo subcontratado.

Los hoteleros

La fiscalía ha llamado como testigos a los propietarios de los hoteles donde se alojaron los policías españoles.

El primero en declarar ha sido Albert Fraile, del Hotel Gaudí de Reus, que ha explicado que hubo concentraciones durante algunos días, dos de ellos, con bastante gente y que cantaban "fuera de las fuerzas de ocupación" y "fuera de la policía".

También ha dicho a preguntas de la fiscalía que "no recibió presiones para que desalojara a los agentes del hotel". Su declaración ha durado 3 minutos.

Sergi Travé, del hotel Travé de Figueres, ha explicado que tenía alojados a más de un centenar de policías y que hubo dos protestas: "Una era de estudiantes y otra de gente que les daba apoyo".

También ha dicho que el hotel no les pidió que se fueran ni tomaran medidas y que la misma policía estableció un perímetro de seguridad, aunque las dos manifestaciones "eran pacíficas", ha dicho.

Travé ha explicado que tuvieron que desconectar el teléfono porque recibían amenazas y presiones porque tenían alojados a los policías.