La masa ya ha quedado institucionalizada en el Supremo. Sean centenares o sean miles. Actúen de manera homogénea o no. Ya no hay manifestantes, concentraciones o protestas. Hay masa. En estos términos se expresan casi todos los miembros de la Guardia Civil que uno tras el otro van declarando ante el tribunal. Una curiosa coincidencia. Pero también se ha expresado en iguales términos alguno de los mossos que participaron en el registro de Sabadell en la casa del asesor de Governació Joan Ignasi Sànchez en Sabadell y que hoy han comparecido.

"¿Masa es un término normal en las manifestaciones de muchas personas?", ha interrogado el abogado Jordi Pina al mosso 11836 ante la insistencia en utilizar este término que, de hecho, no figura en los atestados que los agentes hicieron de aquel episodio.

Desde el punto de vista sociológico, la masa no tiene orden ni concierto en contraposición a lo que se considera una sociedad organizada y en orden. La masa deshumaniza, despersonaliza. Desde el punto de vista penal, la masa que está dibujando las acusaciones es el instrumento que los responsables del procés habrían orquestado para impedir que las fuerzas de seguridad consiguieran detener el referéndum. Es la base de la sedición, como alzamiento público y tumultuario para impedir la aplicación de leyes o el ejercicio de las funciones de autoridades o funcionarios públicos.

La fiscalía, representada esta mañana por Jaime Moreno y Fidel Cadena, ha convertido las declaraciones de los miembros de la Guardia Civil en una especie de lluvia fina que va haciendo calar la imagen de acoso y agresividad contra los agentes. "Una situación que no había vivido nunca, este odio en esta gente", ha explicado el agente C34336U de la Guardia Civil que estuvo alojado en el hotel Nice de la Seu d'Urgell y después en el Parador, que se ha empeñado en asegurar que está en las afueras de la ciudad.

El listado de guardias civiles y mossos ha desfilado con diligencia. Se trata de testigos de la fiscalía que uno tras el otro han ido relatando episodios descritos como escraches en la Seu d'Urgell, acoso en Lleida, en el cuartel de Manresa, en Valls...

"Los humanos nos movemos a veces por ley de contagio", ha argumentado el guardia civil G97659Y que ha explicado que el 3-O los manifestantes izaron una estelada en el cuartel de Manresa después de que hiciera arriar la bandera española y cerrar la puerta. "¿Pudo observar que alguien de la masa asumiera las tareas de dirección?", ha interrogado Pedro Fernández desde la acusación popular. "No", ha replicado el guardia civil, que se ha centrado en un relato muy descriptivo de la situación que se produjo, evitando añadir la sal y la pimienta de otros testigos.

Mucho más tenso ha sido el relato del responsable del cuartel de Valls, G99880L. "Nos han tirado huevos y nos han tirado muchas cosas", ha explicado en relación a la concentración registrada el 20-S, de la cual ha explicado el episodio que se produjo en el momento en que un joven colgaba carteles en la pared del edificio. No se ha podido proyectar tampoco este vídeo, aunque el abogado Andreu Van den Eynde no ha dejado de subrayar esta circunstancia. "¿Recuerda si era un hecho aislado o se repetía?", ha preguntado el fiscal, Fidel Cadena, en relación a las concentraciones y protestas per Catalunya. "Me consta que había habido actos de acoso contra cuarteles", ha explicado.

Mientras los testigos de la fiscalía van dibujando un escenario de acoso a las instalaciones de la Guardia Civil, desde el público siguen la sesión Ricard, Anna y Eduard de Santa Perpètua, amigos personales de Jordi Cuixart, a los cuales una policía nacional les había hecho sacar los lazos que lucían antes de entrar. Los servicios del Supremo han corregido inmediatamente la situación y antes de comenzar la sesión habían restituido los pins en las solapas. No han podido llegar a Cuixart cuando se ha levantado la sesión. Tampoco la consellera de Justícia, Ester Capella, hoy en primera fila.