Desobediencia civil y no violencia. Este ha sido el mantra que el presidente de Òmnium ha repetido una vez y otra ante el tribunal que juzga al procés y a sus líderes. Luther KingGandhi o la imagen de Rosa Parks provocando una auténtica revolución en los derechos civiles con el simple gesto de sentarse en el fondo de un autobús, han sido algunos de los referentes a los cuales ha invocado el presidente de la entidad.

"Yo soy un preso político, no un político", ha dejado claro a penas empezar la declaración. Lo ha hecho en ausencia de Vox, dado que los dos letrados de la formación verde han llegado tarde y no han podido entrar en la sala al empezar la sesión, que hoy estaba convocada en las 9,30, media hora antes de lo habitual. La acusación popular se ha tenido que esperar el receso del mediodía para poder entrar en la sala y sólo han seguido desde dentro la mitad del interrogatorio.

Tampoco lo ha podido seguir la consellera Meritxell Borràs, que ha perdido el tren en Barcelona, y también ha tenido que entrar después del receso. La diferencia es que ella no pide centenares de años de prisión para los acusados.

Jordi Cuixart ha tenido que explicar ante el tribunal qué es Òmnium y qué es una botifarrada, pero también ha aprovechado para recordar que durante los más de 50 años de historia esta entidad sólo ha recibido tres veces visitas policiales. La primera, cuando fue clausurada en los años 60 por las declaraciones del abad Escarré a Le Monde. Las otros dos durante el procés a raíz de las investigaciones del juzgado 13 y de la instrucción del juez Llarena.

A partir de aquí, cada pregunta del fiscal se ha convertido en un argumento para que el presidente de Òmnium defendiera los principios de no violencia y el derecho a manifestación y para situar el 1-O como "el ejercicio de desobediencia civil mayor que se ha hecho nunca en Europa".

Esta insistencia ha provocado la irritación del fiscal, Jaime Moreno, pero también la impaciencia del presidente de la sala, Manuel Marchena. "Le escucho con máximo interés pero es aconsejable que se centre en lo que le pregunta el fiscal", iba reclamado Marchena.

El proceso de deconstrucción de los argumentos de Moreno ha provocado en diferentes ocasiones un auténtico cuerpo a cuerpo con el fiscal, pero el momento clave ha sido cuando Cuixart se ha desdicho de su declaración durante la instrucción. Ha argumentado que quedó marcada por "el impacto emocional de haber sido injustamente detenido".

"Mi prioridad ya no es salir de la prisión, mi prioridad es la solución del conflicto político con España", ha proclamado ante la sorpresa del tribunal que ha escuchado como de repente se hundía pieza en pieza buena parte del interrogatorio de la fiscalía con contundente estrépito.

Cuixart, plenamente consciente del hilo argumental de su declaración, no se ha cansado de denunciar la violencia del 1-O y la gravedad de la situación provocada en Catalunya por el pulso con el Estado. Y lo ha hecho con un lenguaje coloquial que ha dado pie en dos ocasiones a reproches de Marchena, estremecido después de escuchar dos hostias y un collons en su sala. También ha habido un "culo a tierra", pero este lo ha sacado al fiscal de un tuit.

Entre el público estaba el padre de Biel, al cual se ha referido Cuixart en diferentes ocasiones. Biel es un niño de nueve años que se cartea con el presidente de Òmnium, y su padre, Roger Español, el hombre a quien una pelota de goma de la policía vació un ojo delante del colegio Ramon Llull.