Con una buena sonrisa ha afrontado Jordi Sànchez su primer día de trabajo en el número 13 de la calle Sant Crist de Barcelona, en Sants. Es la sede de la Fundación Canpedró, donde Sànchez pasará 11 horas al día durante tres jornadas a la semana haciendo voluntariado. Lo hace una vez se le ha aplicado el artículo 100.2 del reglamento pensado para la reinserción de los presos que están en segundo grado.

Al llegar ha saludado en la prensa que estaba esperando su llegada y ha dado las gracias, pero no ha hecho declaraciones ya que durante la aplicación de este artículo no está permitido. Quien sí que ha hablado ha sido la presidenta de la fundación, Teresa Villoro, que ha se ha mostrado satisfecha de haber podido acogerlo. "Siempre necesitamos manos y nos irá muy bien la que él nos pueda ofrecer", ha añadido.

Esta fundación, dedicada a ayudar personas vulnerables y con dependencia, forma parte de varios programas de reinserción del Departamento de Justicia y ya ha recibido personas otras personas en situación de encarcelamiento.

Otros presos, como Jordi Cuixart, Joaquim Forn, Dolors Bassa y Carme Forcadell ya salieron de la prisión la semana pasada en aplicación de este artículo. Hoy ha sido el turno de Sànchez y próximamente se espera que lo puedan hacer el resto de líder políticos encarcelados. Este permiso es independiente de los permisos de horas de libertad que ha recibido al haber cumplido ya una cuarta parte de la pena.

La Fiscalía, sin embargo, ya se ha opuesto a estas aplicaciones del 100.2 al considerar que se trata de un "tercer grado encubierto", así como también a los permisos penitenciarios de Sànchez y Cuixart al considerar que no hay arrepentimiento. Hasta ahora, los jueces de vigilancia que han recibido estas quejas del ministerio público no les han dado la razón y han dado luz verde a los permisos.

De hecho, la propia Fiscalía ya había pedido al Tribunal Supremo, antes de la publicación de la sentencia, que bloqueara cualquier permiso penitenciario de los presos hasta que cumplieran al menos la mitad de la pena, pero los magistrados no recogieron la petición en el veredicto.