Tu país es una mierda si se tiene que ser de él a la fuerza. “Me duele España. ¿Cómo quieres que me sienta español haciendo esto?” dice una de las víctimas en el vídeo que ayer se vio en la sala del Tribunal Supremo. La Guardia Civil carga contra los ciudadanos que han dejado de ser ciudadanos, son sólo escoria, son insectos, numerosos pero no valen nada, fáciles de masacrar, casi nunca se resisten. Mira que fácil es acabar con ellos. Además no tienen el valor de responder, los muy cobardes. Las llaman defensas pero las armas de los civilones abren las cabezas como sandías, se salpica la sangre, revientan tripas, rompen piernas, fracturan brazos, apalean cuerpos como si no fueran de seres humanos, como si no fueran personas y continúan y continúan en su delirio de violencia apocalíptica, sobredimensionada, cinematográfica, la verdad es que están muy bien ante la cámara, dibujan una estampa extraordinaria, el resumen de toda una época, míralos vapuleando los estómagos, aporreando a abuelas y mujeres por la espalda, zurrando a individuos desarmados y pacíficos, pateando a personas sentadas en el suelo, haciendo volar a las víctimas por los aires, aplastando testículos como si ellos no tuvieran, como si fuera imposible ponerse en la piel de los rebeldes que sólo quieren votar, que sólo quieren vivir democráticamente. Tu democracia, de hecho, es una tiranía porque nosotros siempre seremos minoría y vosotros siempre mayoría. Así de flamencos entraron los españoles a Tenochtitlan, así fue el saqueo de Roma, así fue la furia española de Amberes, sólo les faltaron los muertos, un detalle importante, pero el heroísmo guerrero fue exactamente el mismo, la violencia indiscriminada sobre una sociedad civil indefensa fue idéntica. No llegaron a gasearnos cómo hizo el ejército español a los rifeños durante una de las últimas guerras de África pero no estuvo demasiado mal el primero de octubre del 2017, la paliza fue fenomenal y nos acordaremos toda la vida de ella, mientras vivamos, de eso pueden estar seguros. Su ley es la ley de la selva y han convertido la unidad en una idea repulsiva. Director, por favor, ahora, para terminar, un primer plano de Ortega Smith descojonándose de risa y otro del fiscal José Zaragoza riendo tímidamente por lo bajini. Así, muy bien. ¿Lo veis como al final los catalanes no somos tan secos, lo veis como al final os hemos hecho reír?