"Hace un año que soy un preso político, un rehén del gobierno español". Así describe su condición el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, en un artículo publicado en el diario escocés The National. "Desde hace un año, estoy encerrado en una celda y miro el cielo a través de los barrotes. Desde hace un año, he visto a mi hijo de 18 meses durante unas horas al mes. Desde hace un año, no tengo ningún teléfono móvil ni acceso a internet. Hace un año que sigo desde lejos lo que está pasando en mi empresa".

"Si España es una democracia, ¿cómo es posible? ¿Cómo puede haber presos políticos si la dictadura franquista supuestamente acabó hace más de 40 años?", se pregunta. "No hay ninguna respuesta sencilla. España tiene un enorme problema político con Catalunya, pero no es capaz de enfrentarlo con una solución política. En lugar de eso, intentan resolverlo con la policía y los jueces, sin darse cuenta de que eso sólo empeora el problema", expone.

"Si el 80% de las personas dicen que quieren votar su futuro político en un referéndum, como es el caso de Catalunya, no puedes hacer ver que no ves esta demanda", comenta. "Cuando Canadá y el Reino Unido escucharon este llamamiento decidieron negociar referéndums con Quebec y Escocia".

"Es una farsa"

"Cuando fui arrestado hace un año, me acusaron de sedición por subir a un coche de la policía española, con el permiso de aquellos policías, alegando que lo había hecho para provocar un asedio y una violencia por parte de manifestantes muy pacíficos que intentaba dispersar en Barcelona".

Cuixart recuerda que hay vídeos que demuestran que él mismo pedía a los manifestantes que marcharan a casa. "Ahora se me acusa de incitar a la gente a participar en el referéndum del 1 de octubre e instarlos a bloquear la policía española cuando entraron violentamente en los colegios electorales para parar la votación". "Los dos cargos son falsos y sin ninguna prueba evidente. Es una farsa. Cuando empiece mi juicio será muy difícil mantener el cargo actual de rebelión". "Si soy condenado, apelaremos a la justicia europea", asegura.

"Quizás es el momento de la mediación internacional"

"¿Es España el único país que no quiere ver que la única violencia que se cometió en Catalunya era la de los mismos policías que pegaban a los votantes pacíficos de Catalunya, algo que se mostraba en todas las televisiones y diarios del mundo? ¿Es tan difícil de entender que las papeletas y las urnas no son armas peligrosas en una democracia?", se pregunta de nuevo.

"Ya que no parece posible avanzar con el gobierno español, quizás es el momento de una mediación internacional, donde la UE o un gobierno europeo tengan un papel". Cuixart concluye el artículo subrayando que "no es correcto que en la España del s. XXI, ni en ninguna parte de Europa, haya presos políticos como yo".

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