La abogada de Jordi Cuixart, Marina Roig, no puede argumentar los derechos como representante político de su cliente. Jordi Cuixart es el presidente de Òmnium Cultural, no se presentó a la lista de ningún partido para las elecciones del 21-D y lleva tres meses en prisión.

Su abogada no puede pedir permisos para que salga para poder asistir a los plenos ni pedir que lo acerquen a Catalunya por motivos de representabilitat política. Solo puede alegar que no habrá reiteración del delito ni intento de huir, y que está arraigado y que tiene fuertes vínculos familiares en el país. El escrito volverá a defender que no hubo violencia, que se desconvocó la manifestación y que no se entorpeció el trabajo de la comisión judicial.

La defensa de Cuixart busca las pruebas evidentes que demuestren que el presidente de Òmnium no animó a las masas para crear un tumulto ni un levantamiento multitudinario, sino que, todo lo contrario, pidió una y otra vez que se desconvocara la manifestación. Y que no solo lo hizo encima de un coche de la Guardia Civil —con permiso de los agentes— sino que lo hicieron encima del escenario que se había montado en la Gran Vía, donde durante toda la tarde se estuvieron dando conciertos.

Son precisamente las imágenes de este momento las que su abogada quiere incorporar en el escrito, tal como ya adelantó El Nacional la semana pasada, cuando tanto Cuixart como Jordi Sànchez y Joaquim Forn declararon ante el magistrado del Tribunal Supremo.

De aquella declaración, donde Cuixart dijo que el único referéndum legal es el que se acuerde con el estado, sale la petición —la nueva petición— para salir de prisión en libertad provisional. Jordi Sànchez y Joaquim Forn presentaron el escrito el viernes pasado.

Marina Roig acaba de redactar el escrito y lo presentará la semana que viene. Todavía no hay día concreto.