Jaume Roures ha echado sobre la mesa el rey de bastos y acusa a “fuerzas oscuras” de bloquear su intento de adquirir el endeudado Grupo Zeta. En declaraciones al programa A Diario, de Radio Marca, este jueves, ha asegurado que “hay mucho poder fáctico que no ve con buenos ojos esa operación”. La compra de Zeta arrancó como una operación personal de Roures y de Tatxo Benet (en la foto), cofundadores de Mediapro, la empresa de servicios audiovisuales líder en Europa, de la que cada uno que posee un 12%. Pero ha pasado a ser un empeño corporativo, según fuentes de Mediapro.

“Nosotros estamos interesados en el Grupo Zeta. Tenemos negociaciones serias con ellos… con muchas interferencias. No solo hay interferencias en el mundo del futbol, sino que hay mucho poder fáctico que no ve con buenos ojos esa operación”, ha dicho Roures.

“Seguiremos insistiendo. Creo que nuestra oferta no solo es la mejor, sino que es la más beneficiosa para la gente que trabaja ahí. Entrar en otra dinámica laboral como la que ha vivido la redacción los últimos años no es lo más recomendable. Nosotros somos una productora, un grupo fuerte, que es lo que puede dar más continuidad a ese negocio, pero las fuerzas oscuras actúan”. Estas declaraciones aparecen a partir del minuto 44’29” del citado programa.

Intrusiones

Algo pasa. Hasta ahora, el empresario audiovisual había esquivado comentar las intrusiones del gobierno y del establishment español en esta operación, que todo el sector da por descontadas en el contexto político y social que se vive en Catalunya.

El destino de Zeta no está en manos de su propietario, Antonio Asensio Mosbah, sino de los diez bancos a los que debe 99 millones de euros. El más expuesto es Santander, seguido de CaixaBank, BBVA y Sabadell.

El grupo se ha sometido a un ajuste durísimo para cumplir los pagos de la deuda, reestructurada el verano de 2017. En año y medio vendió la rentable Ediciones B, cerró las deficitarias revistas Interviú y Tiempo, y despidió a más de 250 trabajadores, además de aplicar un recorte de salarios de un 16% de media y otras reducciones de gastos. Aun así, buen número de sus colaboradores habituales no cobran desde hace meses y, peor aún, en diciembre incumplió el pago de nueve millones de euros, la primera cuota pactada en la reestructuración de 2017.

Para facilitar la venta, Asensio ha solicitado una quita del 50% de la deuda, de modo que el precio de venta ascendería a 50 millones destinados a amortizar las obligaciones con los acreedores más otros 20 millones por los activos del grupo. Zeta edita seis diarios de información general y dos deportivos (entre ellos El Periódico de Catalunya y Sport), 44 gratuitos de ámbito local y regional; quince revistas de distintos segmentos (Cuore, Woman…) y otras 50 publicaciones de empresa.

La mejor propuesta

Roures y Benet llevan muchos meses negociando la compra. Ofrecen 55 millones de euros, diez menos de los que pide Asensio, pero que le permitirían saldar la deuda de 99 millones de euros del grupo con los bancos —si estos aceptan la quita del 50% solicitada por el mismo Asensio— y llevarse algo en su cartera.

“Si Zeta fuera una ferretería o cualquier otra empresa, ya estaría en manos de Roures”, ha dicho a El Nacional uno de los ejecutivos de las empresas rivales de Roures en la compraventa que prefiere no identificarse, como el resto de la media docena de directivos de todas las partes implicadas en la negociación que han hablado con este diario.

La propuesta de Roures y Benet es la mejor salida para Zeta y para los bancos acreedores, como todas las partes implicadas reconocen, pero la operación no acaba de cerrarse. Cada vez que se da por hecha, aparece un nuevo postor, pese a la fragilidad de todas las empresas de medios españolas. Cada nuevo postor, además, presenta una cifra de negocios y beneficios menor que el anterior.

Los tres rivales

Primero fue Vocento, grupo multimedios vasco de hasta un centenar de marcas, entre ellas doce diarios locales y regionales líderes y ABC. Vocento (423 millones de facturación y 18 millones de beneficios en 2017) se desinteresó antes del verano de 2018 sin siquiera presentar oferta.

A continuación apareció Prensa Ibérica, otro multimedios con sede en Barcelona, dueño de quince diarios locales y regionales, entre otras propiedades, que ofrece 35 millones, según eldiario.es, cosa que obligaría a los bancos acreedores a una quita del 70% de la deuda. El interés de Prensa Ibérica (175 millones de facturación y 2,3 millones de beneficios en 2017) decayó en noviembre de 2018 y solo la oportuna intervención de La Moncloa ha hecho que la oferta siga viva.

A principios de este mes se interesó por Zeta el Grupo Henneo (El Heraldo de Aragón, 20 Minutos, La Información… 128,6 millones de facturación y pérdidas de explotación de 692.172 euros en 2017), estimulado “por la invitación procedente de sectores tanto políticos como empresariales”, según explica un ejecutivo de ese grupo. Aunque es la única empresa informativa española con una estrategia expansiva, no ha tenido tiempo de hacerse una idea de cómo encaja una operación como la de Zeta en sus cuentas y en sus planes. Por ejemplo, cómo digerir El Periódico de Aragón, rival del Heraldo, buque insignia de Henneo.

La leyenda negra

Desde hace diez años, siempre que han sonado campanas de venta en Zeta, Roures se ha interesado por el grupo. En verano de 2017, tras reestructurar su deuda, Zeta volvió a ponerse en el escaparate. Roures volvió a presentarse.

Esta vez, sin embargo, todo es distinto. En primer lugar, nadie puede hacer sombra a la pareja de empresarios audiovisuales. Mediapro cerró 2017 con unos ingresos de 1.649 millones de euros (+7,4% respecto a 2016), un resultado de explotación de 206 millones (+27,2%) y beneficio neto de 145 millones (+2,75%). Ni siquiera Mediaset y Atresmedia, superan esas cifras. Ningún grupo mediático tiene el futuro tan despejado como Mediapro, que acaba de obtener los derechos de emisión del Mundial de fútbol Qatar 2022, del Mundial femenino Francia 2019 y de los Juegos Panamericanos Lima 2019, entre otros contratos.

En segundo lugar, Roures se enfrenta a la leyenda tejida alrededor de su persona en Madrid. El mismo Roures que se declara trotskista ha sido capaz de llegar a acuerdos con el presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, declarado simpatizante de Vox. También con las juntas directivas del Barça y Real Madrid.

Pero tiene enemigos poderosos, como el Grupo Prisa, al que arrebató en los tribunales los derechos audiovisuales del futbol español tras larga y agria batalla. Además, es propietario del digital progresista Público y se ha significado en favor de Podemos. Peor aún, se le ve como el gran apoyo mediático del independentismo, sea por organizar el centro de prensa desde el que se informó del referéndum del 1-O, sea por los documentales dirigidos y/o producidos por él mismo, que ponen al descubierto la represión del procés o las cloacas del Estado. El año pasado, su casa fue asaltada misteriosamente tres veces.

Delirios

“El magnate audiovisual es el nexo que conecta el dinero árabe del PSG o Bein Sports y a la Liga de Fútbol Profesional con Junts pel Sí, TV3, Junqueras, Puigdemont, Podemos y otros impulsores del 1-O”, decía de él un digital madrileño en septiembre de 2017. Este reportaje contiene otras fantasías, como “el sutil vínculo [entre] el traspaso del crack brasileño [Neymar] con el ansia secesionista de una parte de la sociedad catalana”, etcétera, y concluye que, para Roures, “el fútbol no es más que un combustible para financiar proyectos de transformación política”.

Hoy, los medios madrileños no le tratan mejor. No hay pieza sobre Roures que no le pase factura. Es “el Godó del independentismo”. O esta crónica del pasado domingo, en la que su autor especula: “si Roures se lleva el gato al agua, en el mejor de los escenarios, El Periódico de Catalunya serviría de plataforma en defensa de cualquier alianza que puedan entablar el PSOE y ERC para alejar el procés de los delirios de JxCat”.

El cronista, que tampoco acredita sus pronósticos, atribuye a Pedro Sánchez un supuesto apoyo a Roures y advierte que si éste se hace con Zeta “se expone a perder uno de los pocos aliados mediáticos con los que cuenta el constitucionalismo en Catalunya”. Conclusión: “El constitucionalismo debería sentirse inquieto ante la posibilidad de que [Roures] adquiera El Periódico”.