Cuando Juan Ignacio Zoido sucedió a Jorge Fernández Díaz al frente del ministerio del Interior, en noviembre de 2016, pese a negarse cualquier vinculación con la Operación Catalunya —el operativo de las cloacas del Estado para crear pruebas contra los líderes independentistas catalanes— se procedió a una operación de limpieza estética para poner fin a la guerra policial que se recrudeció tras conocerse las grabaciones entre Jorge Fernández Díaz y el entonces jefe de la Oficina Antifrau de Catalunya, Daniel de Alfonso.

Enrique García Castaño, el Gordo, máximo responsable de la unidad central de apoyo operativo (UCAO) de la Comisaría General de Información, fue de los primeros en, aparentemente, ser apartado. Ahora bien, según revela hoy La Vanguardia, el cese del Gordo no fue más que una pantalla para dirigirlo a otros cometidos, ya bajo la batuta del ministro Zoido.

El Gordo, que habría sido quien montó el equipo para robar documentación comprometida en poder del extesorero del PP Luis Bárcenas, en el marco de la Operación Kitchen, habría sido captado por José Antonio Nieto, secretario de Estado de Seguridad y sucesor de Francisco Martínez —quien ahora está cantando toda la vinculación de Fernández Díaz i María Dolores de Cospedal con la Kitchen— para, atención, montar una segunda Operación Catalunya clandestina, ahora dirigida directamente contra la cúpula independentista del momento, cuando Catalunya encaraba la recta final de la celebración de un referéndum que culminaría en octubre con la declaración de independencia y la intervención del autogobierno catalán por parte del ejecutivo de Mariano Rajoy.

'Pen drive' de Bárcenas

Según conversaciones reveladas por el medio citado, el Gordo recibió el encargo de que “de forma clandestina volviera a montar el tema catalán”. El mismo Gacía Castaño habría desconfiado de la petición, que relacionaba con el hecho de que obraba en su poder un pen drive con información de Bárcenas que implicaría a la cúpula del PP.

Según otra conversación, el Gordo se puso en contacto con Villarejo, quien le recomendó aprovechar la información para extorsionar a la cúpula del PP, empezando por el entonces presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.

Esa segunda Operación Catalunya estaría financiada con fondos reservados, dirigida a evitar la celebración del referéndum que tuvo lugar el 1 de octubre de 2017 y tendría en su punto de mira al president de la Generalitat, Carles Puigdemont.

Todas estas revelaciones suponen que la guerra sucia contra el independentismo no acabó con la salida de Fernández Díaz del ministerio del Interior, sino que continuó con su sucesor.