Bañada con el aroma de fritanga de las tapas de callos y chicharrones del Bar Galán de Bellvitge, Inés Arrimadas ha lanzado el anzuelo a uno de los barrios obreros más icónicos del l'Hospitalet. El discurso, eso sí, exclusivamente centrado en la bandera. "El PSOE y el PP no os defenderán como lo haremos nosotros, nosotros nos hemos partido la cara". Ciudadanos ha elegido la escenografía de acuerdo con el público objetivo: un mitin dentro de un bar, con música electrónica y un ambiente festivo que contrasta con la negrura que les auguran las encuestas.
L'Hospitalet es la segunda ciudad de Catalunya. Y a lo largo de los últimos cuatro años sus vecinos han sido la viva imagen de la volatilidad electoral. El 21-D de 2017, con el procés en su punto de máxima ebullición, el histórico bastión socialista fue absolutamente arrasado por Cs, que recogió el 33% de los sufragios. Dos año antes, los comunes habían conquistado aquel mismo territorio en las elecciones generales de 2015 y a la posterior repetición de 2016. No ha sido hasta este 2019 que el PSC ha vuelto a plantar su bandera. Primero el 28-A, después con una mayoría absoluta abrumadora en las municipales.
Los estrategas de Cs tienen claro que la fórmula para dar el vuelco a las encuestas pasa por agitar el discurso del miedo al independentismo, sobre todo en Catalunya. Y presentarse aquí como los auténticos garantes de la defensa de aquellos que "sufren" las consecuencias del procés. En eso, Arrimadas tiene un máster, y este domingo en l'Hospitalet ha tirado del viejo repertorio, "el adoctrinamiento, los corruptos con ocho apellidos catalanes que roban", el dinero que cuesta TV3 y que podría dedicarse a "tener escuelas dignas" y que "es mejor tener residencias de ancianos que embajadas de la Generalitat". "A la gente currante, humilde y trabajadora de este barrio les importa más la dependencia de sus abuelos que la independencia de Torra", ha señalado entre aplausos.
El acto ha congregado a poco más de un centenar de personas, la inmensa mayoría de los cuales, cuadros del partido, enfundados todos con la camiseta blanca del corazón tribandera de Ciudadanos. La cabeza del lista por Barcelona, que ha acabado su intervención brindando con una cerveza sin alcohol -un guiño tras el reciente anuncio de su embarazo-, se ha reivindicado ante aquellos que, según ella, quieren que se marche de Catalunya. "Yo sigo viviendo en Barcelona, aunque no quieran, como Rufián".
El PSC, en la diana
Conscientes de que el PSC ha recuperado el terreno perdido los últimos años a su costa, desde Cs centran buena parte del discurso en cargar contra los socialistas, acusándoles de complicidad con el independentismo.
Arrimadas ha alertado a los vecinos de Bellvitge de que "su alcaldesa" mantiene un pacto con los de Torra en la Diputación de Barcelona, y les ha invitado a rebelarse contra este hecho que considera intolerable. En un tono idéntico se ha expresado su sustituta en Parlament, Lorena Roldán. La nueva jefa de la oposición en Catalunya ha señalado a Miquel Iceta y le ha vuelto a reprochar que no diera apoyo a su moción de censura contra el president de la Generalitat.
El abogado del Estado de la rebelión
Uno de las cabezas de cartel que Cs ha hecho viajar y actuar en Catalunya a lo largo de las últimas semanas es el abogado del Estado que fulminó el gobierno socialista de Pedro Sánchez por haberse negado a modificar la acusación contra los líderes independentistas catalanes de rebelión a sedición.
Edmundo Bal, que desde aquel momento decidió fichar por Albert Rivera, ha sacado pecho de aquella destitución. "Me cesaron porque me negué a sacar la violencia del escrito de acusación y por eso ahora vosotros y yo somos hermanos", ha afirmado, y ha insistido en su tesis, "era rebelión, era rebelión"!.