Qué suerte tiene Pablo Casado, el presidente del PP. Si las investigaciones sobre la corrupción en torno al partido siguen a este ritmo, muy pronto no tendrá ningún rival que impida sus planes de rehacer todo el liderazgo popular sin despeinarse. No le habrá sido necesario destituir, cesar o expulsar a nadie y se habrá ahorrado todos los líos que esas decisiones suelen arrastrar. Fiscales y jueces le habrán hecho el trabajo. Da la impresión, como pasa con los líderes independentistas o la moción de censura a Rajoy, que los magistrados son los agentes principales que hacen y deshacen en la política del país.

ABC incluso titula diciendo que "Púnica obliga a Casado a soltar lastre" con una foto de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes como conspirando o así. Púnica es el nom de guerre de este caso de corrupción, que el tabloide monárquico utiliza con esa naturalidad de los asuntos de familia. Es el único diario que mezcla en el titular el nombre del presidente del PP en este asunto de corrupción. Un mal día lo tiene cualquiera.

El caso es que el magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón quiere saber qué papel jugaban Aguirre y Cifuentes, expresidentas de la comunidad de Madrid, en la trama corrupta de financiación irregular del PP madrileño entre 2003 (el año del tamayazo) y 2011. Eran los años en que Aguirre era la reina del mambo: una mayoría absoluta tras otra. El juez también ha declarado investigados (antes se decía imputados) a 41 altos funcionarios, jefes políticos y directivos de empresas, entre ellos el expresidente de Indra, Javier Monzón, actual presidente no ejecutivo de la editora de El País. Indra hace muchas cosas, pero es conocida por la gestión informática del recuento de votos en numerosas elecciones en España y fuera de España.

Aguirre ya ha dicho que los hechos que le atribuye el juez son falsos.

Cosas viejas

Por pura coincidencia, 2003 es el año en que Pablo Casado se afilió al PP, donde haría carrera a la sombra de la lideresa ahora investigada hasta que, en 2009, el expresidente José María Aznar lo empleó como jefe de gabinete. Dos años después salió diputado por Ávila y... hasta hoy. Es gracioso que una de las fotos del perfil del presidente del PP en Wikipedia en español sea la de un joven Casado junto a Esperanza Aguirre en una escuela de verano de Nuevas Generaciones. Corría el año 2007.

Naturalmente, los diarios de la derecha mediática madrileña presentan la cosa como un asunto del pasado. La Razón lo da como segunda noticia de portada, como queriendo que no salga mucho humo por la chimenea, mientras dedica la apertura a una información intranscendente —todos los partidos se preparan para unas posibles elecciones en noviembre. El Mundo prefiere silbar y mirar al techo, señalando a Aguirre.

El mismo ABC destaca en un subtítulo que el PP insiste en que se ha "regenerado". Suena a excusa no pedida. O no. Ya lo dijo Cristina Cifuentes al hacer pública su preferencia en las primarias del PP del año pasado: "Por el bien de España y por los que confían en nuestro proyecto. Ojalá salga elegido Pablo Casado, que, además de representar la renovación, siempre ha defendido nuestros valores y a nuestro partido". Renovación. Valores. Parece que Cifuentes acertó.

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