Una gravísima incoherencia e irresponsabilidad. Eso supondría para el líder del PSC, Miquel Iceta, dar apoyo a la cuestión de confianza presentada por el president de la Generalitat, Carles Puigdemont. En el debate de este jueves en el Parlament, Iceta ha dejado claro desde el principio el 'no' socialista, como ya estaba previsto, en un debate que "probablemente no dé la estabilidad al Govern que se quería conseguir", según ha dicho.

Iceta ha puesto de relieve una "profunda desconfianza política" con un gobierno con el que "no comparte objetivos" y ha defendido "la vía del diálogo, la negociación y el pacto". Para él, esta es la única solución y alternativa a una unilateralidad que "no va a ningún sitio".

El líder socialista ha asegurado que el president de la Generalitat "no tiene ni legitimidad ni fuerza para imponer la unilateralidad", en referencia al referéndum unilateral que Puigdemont defendió en caso de que no se pudiera conseguir una vía pactada. "Se empeña en presentar un proyecto que representa sólo el 48% de los catalanes, ¿y el resto?", ha preguntado.

También ha habido críticas dirigidas hacia la actitud del gobierno español de Mariano Rajoy sobre el proceso catalán. "Ni inmovilismo ni unilateralidad llevan a ningún sitio", ha insistido, defendiendo un "nuevo acuerdo sobre una reforma federal". Esta es, para Iceta, "la propuesta más sólida y viable que sería aceptada por una mayoría de catalanes y españoles".

La espina de los presupuestos

El hecho de que el Govern no se reuniera con el PSC para intentar conseguir su voto para aprobar los presupuestos ha quedado clavado en la memoria de los socialistas. Iceta no ha desperdiciado la ocasión para reprocharle al president que esta negociación "es una fiesta donde no nos invitaron".

"Decidieron negociar los presupuestos sólo con la CUP, pero después quieren hacer a los otros también responsables" de no haber podido aprobarse, se ha quejado. "No nos critique por no aprobar unos presupuestos por los cuales no hubo ni una llamada ni media reunión", ha exigido, a la vez que aceptaba que sería difícil que hubieran conseguido su apoyo.

Riesgos y peligros

"No nos dejaremos arrastrar por estrategias unilaterales, condenadas al fracaso y que pueden tener consecuencias irreparables para el gobierno y la sociedad civil", ha asegurado a Iceta. En la misma línea, ha alertado de "los riesgos de división, los peligros de atajos fuera de la legalidad y las falsas promesas que pueden llevar a frustraciones".

"No creemos que estos ocho meses se haya solucionado ninguno de los problemas del país", ha opinado, citando temas como la deuda pública, el gasto social o las cifras del paro. Problemas que asegura que "no pueden esperar a un gran día cuando se solucionen por arte de magia".

El empate infinito

Las teorías de Iceta sólo "nos vierten al empate infinito" a ojos del president Puigdemont. Así lo ha explicado en su turno de réplica, donde ha reivindicado que el gobierno "no se moverá de su idea", aunque está dispuesto a "trabajar con todo el mundo", siempre "sin abandonar su compromiso".

El president ha matizado a Iceta que, si sólo se tratan los temas en los cuales ya se está de acuerdo, "no es una negociación, sino una rendición" y ha reivindicado la necesidad que Catalunya sea reconocida como una nación "en los hechos y no sólo en la literatura".

Sobre la aprobación de los presupuestos, el president ha contradecido a Iceta asegurando que "no son una fiesta" y que se da por hecho que cualquier parlamentario se tendría que sentir concernido" con lo que hace el Govern. "No tiene que esperar que le pongamos la alfombra roja para que venga a negociar unos presupuestos que tenemos la obligación de hacer", ha sentenciado.

Puigdemont ha confesado que "no se hacía muchas ilusiones" que los socialistas le diesen confianza política, pero que hay que intentar "incluso las cosas que en un principio son imposibles".