El president de la Generalitat en el exilio, Carles Puigdemont, ha visitado este martes la tumba de Pompeu Fabra, en la localidad norcatalana de Prada de Conflent, por el día de Todos los Santos. "He ido a poner unas rosas a la tumba de Pompeu Fabra, en recuerdo de todas las personas que nos han precedido y que han ayudado a ser lo que somos", ha explicado en un tuit. Fabra, célebre lingüista catalán, fue encarcelado durante la dictadura franquista y se exilió en Prada hasta su muerte, el año 1948.

Pompeu Fabra, filólogo catalán conocido como el "juicio ordenador de la lengua catalana" por su trabajo de confeccionar la normativa moderna de la lengua catalana, fue detenido el año 1934 a raíz de los hechos de octubre como jefe del Patronat Universitari. Así pues, junto con el resto de miembros de la entidad, fue encarcelado en el barco-prisión Uruguay, donde también se encontraba encarcelado el Govern. Concretamente, permaneció cerrado durante seis semanas y un día, hasta el 8 de diciembre. Cabe mencionar que, durante su encarcelamiento, no abandonó su tarea. Y es que, con el permiso del personal del barco, dio algunas conferencias dirigidas al resto de prisioneros.

TUIT KRLS
 

Años más tarde, en invierno de 1939, cuando se encontraba en su casa de Sant Feliu de Codines, tuvo que exiliarse a causa de la amenaza del ejército franquista. Pues bien, por su condición de republicano y catalanista, tuvo que abandonar Catalunya. Antes de marcharse, sin embargo, se encontró con algunos compañeros de renombre como Joan Oliver o Antoni Rovira i Virgili para hablar sobre cómo dar continuidad a la Institució de les Lletres Catalanes desde el exilio.

No fue hasta la madrugada del 24 de enero de 1939 que la familia Fabra dejó la casa de Can Viladomat atrás. Y partió con dirección Girona, después Bescanó, Olot y Agullana, donde al cabo de pocos días empezaron a llegar otros refugiados. Fabra y su familia atravesaron la frontera el 31 de enero de 1939, cinco días después de que entraran las tropas del general Franco en Barcelona. Más tarde, Fabra vivió un largo peregrinaje con estancias en París, Montpellier, Perpinyà y, finalmente, Prada de Conflent, en el número 15 de la calle de los Marchantes. Incluso en el exilio, Fabra siguió trabajando por Catalunya. De hecho, entre 1945 y 1948, ostentó el cargo de conseller de la Generalitat en el exilio.

Unos últimos años muy duros para Fabra

Los últimos años de su vida fueron muy difíciles. Fabra vivía gracias a la comida y ropa que le enviaban. Cabe decir, sin embargo, que a pesar de las condiciones adversas, siguió trabajando para la lengua catana. Y acabó una nueva Gramàtica catalana, publicada póstumamente en 1956 por Joan Coromines, y las Converses filològiques. Años que se hicieron todavía más duros a raíz del diagnóstico de cáncer a su hija Teresa el año 1947. La noticia lo afectó mucho. Más tarde, cuando Fabra estaba a punto de hacer 80 años, Teresa murió. Un golpe fuertísimo para Fabra.

Por los 80 años de Fabra, la comunidad de catalanes exiliados preparaba una celebración. Pero esta quedó ahogada por el luto de la pérdida familiar. No obstante, finalmente, el homenaje por su octogésimo aniversario se acabó haciendo y la comunidad catalana en el exilio le otorgó una medalla de oro, con su busto modelado por el escultor Joan Rebull.

Pompeu Fabra murió en su residencia de Prada de Conflent el 25 de diciembre de 1948. Y hoy el president Carles Puigdemont ha querido recordarlo para que ni él ni su tarea por la lengua catalana caigan en el olvido.