El columnista Gregorio Morán despacha este sábado en La Vanguardia una de las sus "Sabatinas intempestivas" donde equipara el referéndum con "la fórmula favorita de Franco (...) porque (...) los referéndums que montas tú, los ganas tú". Morán repite la comparación para referirse a "las procesiones de altos cargos y otro personal de alta remuneración, acompañando a los procesados después de concederles día libre y pagado" de las que dice: "también lo hacía Franco en cada uno de sus diversos referéndums".

Su pronóstico es que "antes de septiembre habrá un golpe de funcionarios de las instituciones de la Generalitat. El primero en la historia de la humanidad. Y seremos una nación, o un conjunto de payasos sin circo".

La columna ahorra cortesanías con los políticos independentistas y su hoja de ruta. "La independencia exprés. Una argucia jurídica, parida por alguno de estos cerebros bien pagados y escasos de trabajo, que consiste en la ley de Transitoriedad Jurídica," escribe.

Antes, sin embargo, hace una parada para advertir que "volvemos a enfrentarnos en Catalunya a una clase política radical y corrupta, que pasó la transición dirigida por un charlatán de fiesta mayor que nos decía que eran la sal de la tierra", aquí en referencia a Jordi Pujol.

Morán no olvida aludir a los independentistas de Súmate, como Gabriel Rufián o Eduardo Reyes, de quien dice que "han ayudado a enriquecerse" a algunos "con esas mesnadas hoy tan despreciadas de la emigración, a la que pertenece buena parte de estos Tío Tom, contentos porque el jefe casi los considera como de casa, charnegos agradecidos (...)".

La columna dedica un par de párrafos a insultar al sociólogo Salvador Cardús, que también escribe en La Vanguardia, y de quien dice que "de tantas cosas como ha asesorado y asesora parece un hombre del equipo de Donald Trump, y cuya obra es, sin ánimo de ofensa, inane y escasa como para que lo conozcan como una lumbrera entre los suyos".

Para Morán, los planteamientos de Cardús sobre la universidad equivalen a los que se aplicaron en la Alemania nazi "cuando los profesores mediocres pero autóctonos se sintieron desplazados por la cultura cosmopolita. Muchos alemanes, judíos o no, se fueron. Aquello empezaba a pintar mal".

La columna ha provocado reacciones, más bien en contra: