A Juan Carlos I le quedaba una última partida con la justicia y esta es la que le ha dado la sorpresa que no se esperaba. La justicia británica da la razón a su examante Corinna y le niega al emérito que pueda disfrutar de inmunidad para ganar la demanda que esta ha interpuesto, según adelanta la agencia France-Presse. Todo empezó en julio del año pasado. Corinna Larsen ―también conocida como Corinna zu Sayn-Wittgenstein― presentó una denuncia ante el Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales, el High Court de Londres, contra el emérito y los servicios secretos españoles, a los que acusa de ponerla bajo "vigilancia ilegal" en el Reino Unido. Según adelantaba el diario británico Financial Times, la examante presentó la demanda en diciembre del año pasado, pero no ha sido puesta a disposición del tribunal hasta este lunes, 26 de julio.

El caso dio un paso más a finales de año. El pasado 6 de diciembre se dio el pistoletazo de salida y el 7 se celebró la audiencia en el Tribunal Superior de Justicia inglés. La demanda de Corinna ataca diferentes frentes. Por una parte, aspectos de reputación, porque Corinna asegura haberse sentido atacada por Juan Carlos I. En el escrito de 32 páginas cita adjetivos como "ladrona" y asegura que el emérito la había definido con esta palabra a sus amistades y círculos más íntimos vinculados a hombres de negocios. Esta primera consideración asegura que rompió su imagen y reputación como "consultora empresarial". Uno de los aspectos que sin inmunidad tampoco podrá escaparse es de la demanda de acoso, el punto más complicado para el emérito.

Una demanda que puede afectar a toda la familia

Corinna asegura que estuvo sometida a una "vigilancia y seguimiento ilegal" y también involucra el CNI, el Centro Nacional de Inteligencia español, como parte implicada en la intervención de llamadas, registro de cuentas bancarias o seguimiento de mensajes por móvil. El punto álgido fue, según asegura la demandante, la irrupción de un cuerpo en su casa de Chicknell Hall, situada en la población inglesa de Shropshire, justamente dos años después de la "donación" del emérito a su amante de 65 millones de euros. El tercer capítulo es "el acoso por publicaciones", vinculado también a la imagen de Corinna. Más allá de lo que decía en sus círculos íntimos, Juan Carlos también la habría intentado desprestigiar filtrando información de ella "totalmente falsa" de la mano de un equipo de asesores que "se dedicaban a hundirla". La examante asegura que la presión recibida empezó el año 2012 y "ha amenazado su seguridad", pero también la de sus propios hijos.

¿Volverá finalmente?

El caso, sin embargo, puede ir más allá y la prensa británica avisa, desde hace meses, de que el caso también puede salpicar a los hijos y, por lo tanto, al actual rey de España, Felipe VI. La denunciante también reprocha a Juan Carlos haberla acusado falsamente de robar 65 millones de euros, que formarían parte del polémico donativo de 100 millones de dólares entregados en 2008 por el rey Abdullah de Arabia Saudí al entonces monarca español en ejercicio. Larsen defiende que Juan Carlos le dio aquellos millones, pero que, al finalizar la relación, la acusó de robarlos, los reclamó y la difamó, hecho que le habría provocado una pérdida de ingresos de su puesto de trabajo como "consultora estratégica que trabajaba con particulares de alto valor neto y con empresas líderes de todo el mundo", según menciona el medio citado, que no especifica qué resarcimiento pide Larsen, aunque apunta que sería de "decenas de millones de euros". Juan Carlos quería volver, de forma esporádica, al estado español y vivir, pero marcando la residencia en los Emiratos. Ahora, se tendrá que replantear cuándo hacerlo y cómo esquivar, primero de todo, este último revés. Antes, sin embargo, tendrá que ser juzgado.