Las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, en el diario The Guardian le han salido caras. Sin embargo, el ministro, que afirmaba que hay "megagranjas" españolas que exportan "carne de mala calidad procedente de animales maltratados", asegura que sus palabras han sido "impecables". Garzón aclara que en sus declaraciones distinguía entre la producción industrial y la extensiva, que sí que es sostenible y que, por lo tanto, no se refería al conjunto del sector. Sin embargo, los principales partidos de la oposición y la patronal cárnica no han dudado en pedir su dimisión inmediata.

Los socialistas ya han aclarado que se trata de una "opinión personal" que no representa al sector. En cambio, la vicepresidenta española Yolanda Díaz ha salido en defensa de su compañero de filas del PCE, asegurando que se tienen que evitar "las prácticas minoritarias que agraven la crisis climática". "Nuestro país tiene que seguir apostando por la ganadería sostenible, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y el F2F, y denunciar las prácticas minoritarias que agraven la crisis climática", ha insistido Díaz.

Críticas de las cárnicas

Anafric, asociación de ámbito nacional que defiende los intereses de las empresas ganaderas y cárnicas, también considera que estas afirmaciones son "una infamia y una burla" y muestran "un absoluto desconocimiento del sector", por lo cual, va a pedir una reunión "al más alto nivel" para reivindicar su buen hacer y exigir una rectificación. "Además, nos reservaremos el derecho a emprender acciones judiciales si no hay rectificación. Ya basta de soportar más injurias de este señor", afirma en un comunicado el presidente de la entidad, José Fríguls.

Anafric afirma que España "está sujeta a la legislación más estricta en materia de bienestar animal" y destaca que "un rebaño más sano se traduce en mejores rendimientos, por eso siempre es de interés para el ganadero garantizar la buena salud y el bienestar de sus animales".

Declaraciones "insensatas"

Dentro del ámbito socialista, el presidente aragonés, Javier Lambán es quien se ha pronunciado claramente en contra de Garzón: "Estas declaraciones desgraciadas e insensatas son una agresión directa a una parte importante de la economía aragonesa, que se esfuerza por ser competitiva y sostenible. Quien las hace no puede ser ministro de España ni un día más. Es en sí mismo un insulto a la inteligencia", ha indicado sin ambages Lambán.

Lambán es el primer dirigente socialista que exige la salida de un miembro del gobierno de Pedro Sánchez.