En la última entrevista de Pablo Casado después de estallar la guerra con Isabel Díaz Ayuso ya lo dejó claro, una vez más: "Los problemas que me preocupan son Catalunya y Bildu", en declaraciones a la Cadena Cope. Esta ha sido su obsesión hasta el final para un Casado que quiso presentarse como el aire fresco que renovaría el partido alejado de Mariano Rajoy y de los escándalos de corrupción que siguen ensuciando al PP. Pero Casado no es la renovación explícita que pretendía. De hecho, fue la niña de los ojos de José María Aznar, que se esforzó para que su aprendiz, y quien fue jefe de su gabinete cuando él era presidente, aspirara al máximo dentro del Partido Popular. Casado venía de presidir Nuevas Generaciones entre el 2005 y el 2013 pero cuando irrumpió Ayuso, se quedó abandonado. También por el mismo Aznar, que tantas confianzas le había dado y veía cmo, aparte de una nueva líder, a él le faltaba carisma.

A pesar de todo, es evidente que siguió el dictado de la ultraderecha más fuerte y las consignas marcadas por su maestro. Así pues, después del referéndum del 1 de octubre del 2017, Casado se dedicó a no olvidar una especie de castigo permanente que ha pedido a gritos contra el independentismo catalán y ha interpelado, en esta súplica, al mismo presidente Pedro Sánchez por, en este tema de forma excepcional, ir de la mano. El diputado de la CUP en el Congreso Albert Botrán ha repasado algunos de los titulares que ha protagonizado Casado en su liderazgo al frente del PP. Podríamos encontrar muchos ejemplos pero hay cuatro destacados.

"Puigdemont puede acabar como Companys"

El 9 de octubre de 2017 ya pronunció toda una declaración de intenciones. Mientras el entonces presidente español Mariano Rajoy avisaba de que "se tomarían todas las medidas necesarias para evitar la secesión", Casado lo remataba: "Puigdemont puede acabar como quien declaró hace 83 años la independencia, es decir en 1934", en referencia al president Lluís Companys, detenido y encarcelado por aquellos hechos. El portavoz buscó más tarde corregir que no hablaba del final trágico de Companys en 1940 –el fusilamiento–, pero posteriormente se deshizo en descalificativos al independentismo denunciante que los "únicos fascistas son los separatistas" y que "Puigdemont se ha convertido en un ocupa en la Generalitat y la CUP en unos ionquis de la posverdad", aseguraba sobre la legitimidad para mantener su proyecto. Posteriormente, en diciembre de 2018, exigió a Sánchez un castigo indefinido contra el Parlament de Catalunya: "Se tiene que aplicar el artículo 155 en Catalunya, una intervención que tendrá que ser inmediata y sin límite en el tiempo que permita que el Gobierno nombre al gobierno de la Generalitat". También afirmó que si Sánchez se tenía que reunir con el entonces president Quim Torra tendría que ser únicamente para comunicarle la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya. 

"No dejan ir al lavabo a los niños que hablan en castellano"

Otra de las obsesiones que el mismo Botarán ha recordado de Casado es ilegalizar partidos como el suyo, la CUP, o Bildu. "En Catalunya no se puede aguantar más la kale borroka", afirmó para pedir la aplicación de la ley de partidos para "ilegalizar Arran, la CUP y todas las formaciones independentistas que hayan animado" cualquier tipo de "violencia". Para terminar, una de las más sonadas últimamente ha sido su declaración sobre la enseñanza en las escuelas catalanas. El pasado 17 de diciembre de 2021, desde Galicia, afirmó: "Hay profesores con instrucciones de no dejar ir al lavabo a niños porque hablan en castellano". Además, añadió que "a los hijos de policías nacionales y guardias civiles se les señala en clase y se dice que no pueden estar integrados" o que hay niños a quienes se ha castigado "poniendo piedras en la mochila" por haber hablado en castellano en la escuela. "¿Se puede tolerar que se pida apedrear y aislar en clase a un niño de cinco años?", dijo a raíz del famoso caso de la familia de Canet de Mar, que fue la punta de lanza para cargarse la inmersión escolar y aplicar el 25% de las asignaturas en castellano. La hemeroteca recuerda que, al fin y al cabo, la única cosa que le ha faltado a Casado ha sido empatizar con el electorado pero ha cumplido, con creces, con el discurso más demandado por los extremistas.