El catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra Ferran Requejo ha criticado este martes que los soberanistas hayan planteado para el proceso constituyente catalán tres ponencias en el Parlament. “Son leyes que no se pueden hacer”, ha subrayado Requejo, explicando que “antes de hacer un procés constituent tienes que hacer una proclamación, tener un nuevo marco”.

La crítica, donde también ha incluido su sorpresa porque “las leyes normalmente las hacen los gobiernos”, no ha sido el único rapapolvo que ha recibido la sala de comisión del Procés Constituent, en qué participan Junts Pel Sí, la CUP, Catalunya Sí Que es Pot y el PP. También el profesor de Derecho Constitucional Albert Noguera ha tenido que frenar algunos diputados como la diputada popular Esperanza García, que asegurava que la Constitución española es el garante. Le ha respondido citando al presidente norteamericano Thomas Jefferson sobre la rigidez de la carta magna y que “los muertos no pueden imponer cadenas sobre los vivos”.

Las comparecencias de expertos, que se alargarán en las próximas sesiones, según ha explicado al presidente de la comisión, Lluís Llach, fue a petición de los grupos. Para la próxima semana están previstas las intervenciones del profesor Joan Subirats, de la órbita de los comunes, y el socialista José Antonio Pérez Tapias.

Tempos y participación

Sobre qué duración tiene que tener la fase del procés constituent, Requejo ha defendido establecer un calendario que no alargue demasiado la cuestión en el tiempo. Concretamente, ha asegurado que “un proceso no tiene que ir más allá de 12 meses. Con 8 habría bastante”.

Tanto el profesor de la Pompeu como el de la Universitat de València han remarcado que en la elaboración de una nueva carta magna hará falta la participación de la ciudadanía, si bien han matizado que tiene que ser una mezcla con la clase política. "Sin legitimación parlamentaria un proceso constituyente no puede ser. Eso erosiona el procedimiento”, ha explicado Requejo. Además, ha enfatizado que hay que dotarlo de un presupuesto económico, ejemplarizándolo con la necesidad de pagar el alojamiento y hoteles a la ciudadanía que se quiera involucrar.

“Que el proceso sea activado por la ciudadanía es la mejor opción, tiene más fortaleza y legitimidad”, ha afirmado Noguera, que entiende que la base de todo tendría que ser un debate ciudadano que diera un mandato a las instituciones. Éste se podría desarrollar a partir de referéndums previos o foros con personas designadas por sorteo.

Transparencia

“Cuanto menos secretos, mejor”, ha respondido Noguera a una pregunta de la diputada de Junts Pel Sí Marta Rovira, sobre si ciertos aspectos del procés constituent se tienen que mantener en la sombra. “Se tiene que explicar claramente qué se está discutiendo, para evitar rumorología y mantener un debate estable”.

De diferente manera lo considera el experto en federalismo Ferran Requejo, que subraya que toda acción política tiene que tener sus discreciones. El objetivo es evitar que todo se convierta en discursos de propaganda de cara al electorado, sin abordar las cuestiones de fondo de una manera honesta.

Nueva Constitución

Una eventual Constitución catalana no tendría que ser ni rígida ni extremadamente flexible. Esta ha sido la recomendación del profesor Noguera, alegando que si bien “los muertos no pueden imponer cadenas a los vivos”, las mayorías de turno no pueden cambiar contenidos fundamentales. Los cambios constitucionales ha dicho que tendrían que pasar por una mayoría absoluta ratificada a continuación por un referéndum.

La manera en cómo disponerla a votación es un punto de divergencia entre los dos expertos. Para el de la Pompeu “seccionar presta a la deslegitimación del producto y abre la puerta a una lucha política de un bloque contra el otro”, mientras que para el de València “es una opción teniendo en cuenta que los bloques de partidos del no y del sí no son homogéneos”.