Felipe VI ha inaugurado oficialmente este miércoles la XV legislatura española. Lo ha hecho sin presencia de partidos independentistas. Esquerra Republicana, Junts per Catalunya, Bildu y BNG han plantado al rey español en un acto meramente solemne: un discurso para inaugurar una legislatura que empieza a través de una ley de amnistía a todos aquellos que el monarca animó a perseguir en su discurso del 3-O. Ha sido el primer discurso político de Felipe VI desde que la amnistía se ha convertido en proposición de ley y desde que Sánchez ha prorrogado su estancia en la Moncloa gracias a los acuerdos con el independentismo.

 

Durante su discurso, Felipe VI ha instado a Sánchez a garantizar la "unidad" de España. "La obligación de todas las instituciones es legar a los españoles más jóvenes una España sólida y unida, sin divisiones ni enfrentamientos", ha señalado el monarca. Es la frase con la que, de forma velada, Felipe VI se ha pronunciado sobre el tema central de la actual política española. El rey también ha hecho una alabanza a la Constitución; su discurso ha pivotado en torno a la defensa a la carta magna española. Ha defendido, también, la "convivencia democrática" entre los ciudadanos.

Ante buena parte de los senadores y diputados y junto a la reina Letizia y la princesa Leonor, el monarca ha defendido España como nación y como “realidad compartida”, y ha reivindicado que la defensa de la Carta Magna no supone “mirar atrás con nostalgia”, sino que es una "orgullosa y consciente reafirmación de nuestras mejores capacidades". Por todo esto, después de felicitar a Pedro Sánchez por haber conseguido los apoyos para ser presidente del gobierno español, ha recordado el "profundo significado" que, a su entender, implicó el acuerdo que desembocó en la Constitución de 1978, de la cual ha pedido "honorar su espíritu, respetarla y cumplirla".

El acto de este miércoles se trata, al fin y al cabo, de un evento que se tiene que celebrar cuando empieza la legislatura, pero es tradición que el rey español espere y se ponga fecha a este acto una vez se ha constituido el Gobierno. Es por eso que el nuevo ejecutivo de Pedro Sánchez se ha estrenado este miércoles en la bancada azul del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo. La novedad de este nuevo ciclo: en la primera fila del Congreso de los Diputados no está sentado ningún ministro de Podemos.

Felipe VI ha pronunciado su discurso justo después de que la Mesa del Congreso pilotada por el PSOE y Sumar autorizara la tramitación de la proposición de ley de amnistía. La última vez que el rey español hizo un acto de gesticulación fue horas después de que la cámara baja depositara sus confianzas en Pedro Sánchez y lo reinvistiera presidente del Gobierno. En un recibimiento a la presidenta del Congreso, Francina Armengol, en el Palacio de la Zarzuela, Felipe VI puso mala cara, en tanto que aquella investidura iba directamente ligada al pacto de amnistiar a independentistas. Y mantuvo la cara de pocos amigos también cuando recibió al presidente del Gobierno.

 

La ausencia de ERC, Junts, Bildu y BNG

Felipe VI no ha tenido delante de él a los diputados de Junts per Catalunya, Esquerra Republicana, Bildu y BNG, que han decidido plantarlo nuevamente. Estas tres últimas formaciones, de hecho, han firmado este miércoles una declaración conjunta en la que señalan que el rey español "no tiene ninguna legitimidad" para los pueblos catalán, vasco y gallego, y que no le reconocen "ninguna función política".

Armengol defiende la legitimidad de los pactos del PSOE con Junts y ERC

El acto lo ha abierto la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que ha hecho una defensa encarnizada de los pactos del PSOE con el independentismo para formar gobierno: "La decisión de esta mayoría parlamentaria es legítima y emana de la voluntad de los ciudadanos ejercida el 23 de julio". Mensaje teledirigido para el PP y Vox, a quienes ha acusado, entre líneas, de "distorsionar la realidad o cuestionar importantes valores democráticos", de lo que ha dicho que "solo aumentará la desafección de la sociedad hacia las instituciones".

En su discurso, Armengol ha sacado pecho de haber regulado el uso de las lenguas cooficiales en el Estado a partir de la defensa de una "España plural, de consenso, diálogo y acuerdo". "La España real, formada por gente y pueblos diferentes que, a partir del reconocimiento de la diversidad, tiene una nueva oportunidad para avanzar," ha añadido. A la vez, la presidenta Armengol, que ha parafraseado al poeta Joan Margarit, también ha pedido un "alto al fuego definitivo" en la Franja de Gaza: "La única arma, el diálogo".

El discurso de Armengol ha irritado a la bancada popular, que no la ha aplaudido al finalizar. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha dicho que la balear ha hecho “el peor discurso de un presidente del Congreso que yo recuerdo”, al creer que ha sido una intervención de parte. “Es lamentable. Cuando la presidenta no es la presidenta del todos los senadores y diputados y simplemente se comporta como una diputada de un partido, no se merece el aplauso”, se ha quejado el jefe de la oposición, que ha afirmado que “aplaudir esta provocación es totalmente inadecuado”.

El camino tortuoso de la amnistía

A la norma del olvido judicial, el PP y Vox le han hecho la cruz y han prometido que la intentarán boicotear allí donde puedan. Por eso, el Tribunal Constitucional se prepara para un alud de recursos en contra del texto, del cual los jueces tendrán que aplicar las consecuencias sobre los beneficiados. Y Felipe VI tendrá que sancionar una ley que, según algunas voces, es la más importante desde la aprobación de la Constitución española en 1978. Se le presenta un camino tortuoso hasta que no vea la luz definitivamente y se apliquen los efectos.