El rey Felipe VI será el encargado de la apertura formal y solemne de la decimoquinta legislatura española este miércoles en el Congreso. Los diputados y los senadores volverán a llenar el salón de plenos, con la ausencia ya anunciada de independentistas catalanes y vascos, que volverán a plantar al jefe de Estado. De esta manera se pone en marcha otro ciclo parlamentario que tendrá el despliegue de la amnistía y los pactos del PSOE con Junts y ERC en el centro de gravedad de la política española.

El inicio solemne de la legislatura se celebra cuatro meses después de las elecciones generales del 23 de julio y dos semanas más tarde de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Así, el nuevo gobierno de coalición, formalmente constituido, estrenará la bancada azul en el hemiciclo en una ceremonia institucional presidida por el rey Felipe VI, que pronunciará el primer discurso desde que la amnistía ha empezado su camino parlamentario y desde que Sánchez ha repetido mandato gracias a los pactos con Junts y Esquerra Republicana, entre otros.

Tal y como pasó en la última apertura en 2020, Junts, ERC, EH Bildu y el BNG —ahora todos socios de investidura de Pedro Sánchez— se volverán a desmarcar del acto al no reconocer la figura del jefe de Estado. De hecho, en aquella ocasión estas formaciones políticas comparecieron conjuntamente en el Congreso pidiendo a la monarquía que se "aparte" de la política. El acto gira en torno al discurso del jefe de Estado con el que declara abierta la legislatura, en una intervención de alto contenido político visto el escenario y la audiencia.

Esta vez, el contexto es de alto voltaje. La semana pasada, la Mesa del Congreso, controlada por el PSOE y Sumar, autorizó la tramitación de la proposición de ley de amnistía, que se le presenta un camino tortuoso hasta que no vea la luz definitivamente y se apliquen sus efectos sobre los beneficiados. A la norma del olvido judicial, el PP y Vox le han hecho la cruz y han prometido que intentarán boicotearla allí donde puedan. Por eso, el Tribunal Constitucional se prepara para un alud de recursos en contra del texto, del cual los jueces tendrán que aplicar las consecuencias. Y Felipe VI tendrá que sancionar una ley que, según algunas voces, es la más importante desde la aprobación de la Constitución española en 1978.

La amnistía, producto del pacto entre el PSOE y los independentistas, alborotará la legislatura, a la cual se le avista un futuro de infarto en cada votación. El Congreso de los Diputados está dividido entre el PSOE y los socios de investidura por un lado, y el PP, Vox y Unión del Pueblo Navarro por el otro. Así, Sánchez tendrá que sudar la camiseta y obtener la complicidad de todos los grupos aliados cada vez que tenga que aprobar leyes por mayoría absoluta, mientras que Feijóo se ha armado con un nuevo portavoz, Miguel Tellado, para construir un "dique de contención" en contra del gobierno de coalición, tal y como ha dicho el mismo portavoz este martes en Catalunya Ràdio.

De hecho, el rey Felipe VI también ha estado en el punto de mira durante las manifestaciones ultraespañolistas convocadas delante de la sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid. Durante los días más intensos de las protestas, se vieron banderas españolas con el escudo de la monarquía recortado y algunos manifestantes gritaban "Felipe, masón, defiende tu nación". Los ultras hacen cómplice al jefe de Estado de la investidura de Pedro Sánchez con el apoyo de independentistas, en la medida que él fue el encargado de designar al socialista como candidato a la investidura después del fracaso de Alberto Núñez Feijóo.