Las últimas cuatro elecciones, celebradas en menos de ocho años, han supuesto la ruptura de la hegemonía socialista que había ganado todos los comicios generales en Catalunya desde el restablecimiento de la democracia. Después de diez victorias consecutivas, el año 2011 el PSC sacó los peores resultados de su historia hasta el momento y fue superado por Convergència i Unió por primera vez.

La tendencia a la baja del PSC se consolidó a las dos siguientes elecciones, quedando como cuarta fuerza los años 2015 y 2016. A la vez, Convergència i Unió -bajo la marca de Democràcia i Llibertat y CDC- no consiguió mantener los buenos resultados del 2011 y, cayó a la mitad de diputados a las siguientes elecciones.

Esta situación estuvo directamente ligada a la irrupción de los comunes y Podemos en el escenario político, que entraron con mucho fuerza situándose como el partido más votado en Catalunya en el 2015 y en el 2016. Paralelamente, ERC ganaba posiciones y pasaba de unos tímidos 3 escaños en 2011 a triplicar resultados a los siguientes comicios. La tendencia al alza de los republicanos se mantuvo, consiguiendo su primera victoria en unas elecciones generales este pasado este abril, con un recuperado PSC como segunda fuerza.

Desde 2011 también se han vivido mucho cambios en el espacio electoral de la derecha, habitualmente monopolizado en Catalunya por el PP. La llegada de Ciudadanos en 2015 supuso un fuerte golpe para los populares que vieron cómo sus escaños caían a menos de la mitad, de 11 diputados a 5. Aunque los naranjas han mantenido unos resultados completamente estables -siempre 5 diputados-, la representación del PP ha continuado reduciéndose hasta tan sólo un diputado. A todo eso, Vox entró por la extrema derecha en las últimas elecciones, recogiendo también un diputado, y está por ver cuál será su tendencia este 10-N.