La estrategia judicial para invalidar el proceso contra el referéndum pasa por Europa y por lo que puedan decir los tribunales que tienen que analizar las extradiciones de los exiliados.

Una revocación de las extradiciones porque no hay delito sería clave para los presos políticos y el resto de procesados que podrían ir al Tribunal de Estrasburgo con el aval de la justicia belga, alemana y escocesa. Pero, para que eso pase, hace falta que se resuelvan las euroórdenes. Y para que eso pase hace falta que las dicten bien. Sin problemas de forma. Para poder entrar a debatir el fondo y extinguir ya definitivamente el caso para los exiliados y poder utilizarlo en la defensa de los procesados que están en Catalunya y los que están en la prisión.

"Salimos con un sentimiento agridulce", dice Jaume Alonso-Cuevillas refiriéndose a la vista del miércoles pasado en Bruselas. Una vista que no entró en el fondo de la cuestión porque sencillamente no se pudo hacer porque los problemas de forma en la euroorden dictada por Pablo Llarena lo impidieron.

Pero Cuevillas insiste en que hace falta que el proceso de extradición salga adelante para que su desestimación y los argumentos de la justicia internacional puedan servir para el resto de procesados.

El camino final está claro que será el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Para que eso sea posible, primero hace falta haber agotado todas las vías de los recursos en el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Algunos de los presos políticos como Oriol Junqueras están ya en el TC esperando la resolución. No hay tiempo límite ni fecha para que resuelvan. Pero cuando haya respuesta —que se espera que sea negativa como todas las que habido hasta ahora— se instará en el TEDH. Y aquí la resolución de los tribunales que habrán resuelto las extradiciones será clave para desmentir la justicia española que ha habido rebelión y malversación de fondos públicos.

Por lo tanto, si preguntamos a Cuevillas si es conveniente una tercera euroorden su respuesta es: "Si quieren se la hacemos nosotros". E insiste: "En un momento u otro entraremos en el fondo y quedará claro que no hay la rebelión ni malversación". Según Cuevillas tanto en Alemania como en Bruselas "están aterrados de lo que está "pasando" en la justicia española que no ha podido probar la violencia ni el alzamiento, y mucho menos los pagos del Govern para hacer el referéndum.

Cuatro bastan

Si se dicta una tercera euroorden, será la penúltima oportunidad, porque sólo se pueden ordenar cuatro para un mismo proceso.

La primera la dictó Carmen Lamela cuando los consellers y el president no se presentaron a declarar el 2 de noviembre pasado. Pero sólo unas semanas después, Pablo Llarena la levantó, cuando ya tenía todo el caso en sus manos y vio posibilidades de que no prosperaran las extradiciones.

El pretexto fue que las volvería a emitir una vez tuviera el auto de procesamiento. Y así fue. El mes de abril la volvió a dictar pero lo hizo mal. No dictó la orden nacional de detención porque pensó que con la que ya había dictado era suficiente. Y no.

Ahora la fiscalía ya ha pedido que Llarena haga la tercera euroorden. Un trámite que también interesa a las defensas para cerrar y cerrar esta vía del proceso contra el procés.