Finalmente, el vino no tendrá que etiquetarse como una bebida cancerígena a partir del año que viene. Después de llevar el debate a la Comisión Europea a través de la ONG Eurocare, ha sido la Eurocámara que ha retrocedido y tan sólo limitará pedir en una resolución que la futura etiqueta del vino recomiende "un consumo moderado y responsable" y no una "advertencia sanitaria", como exigía el informe inicial de la comisión parlamentaria especial para la lucha contra el cáncer a través de informes como el de la Sociedad Americana contra el Alcohol, que asegura que el vino es cancerígeno, con independencia de la cantidad o del consumo que se hace. La enmienda sobre la recomendación ha sido aprobada por 392 votos a favor, 251 en contra y 48 abstenciones. De esta manera, se tranquiliza al mercado del vino y, especialmente, a los productores de Francia, Italia y España, que reciben el 90% de las subvenciones de toda la Unión Europea.

El voto de los partidos

La votación, trasladada al terreno de los partidos de Catalunya, ha sido la siguiente: el PP, Cs, ERC y PSC rechazan etiquetar el vino como cancerígeno y han votado a favor de la enmienda que pide un consumo "moderado y responsable". En cambio, los comuns se han abstenido y Junts ha votado en contra. El informe final, que incluye la nueva enmienda, se tiene que votar esta tarde, pero ya es seguro que la advertencia sanitaria no aparecerá. Todo indica que el texto será aprobado por mayoría, según apuntan fuentes parlamentarias. Finalmente, todo queda en un conjunto de recomendaciones e incluye aspectos que se tendrían que mejorar en la Unión Europea en la lucha contra el cáncer, por ejemplo, la compra conjunta de medicamentos y garantizar la igualdad de acceso a tratamientos de medicamentos a todos los países del bloque comunitario. También apuesta por mejorar la prevención de la enfermedad con más diagnósticos. Ahora, el debate se centra en si recomendar "moderación y responsabilidad". La Comisión Europea tiene que presentar una propuesta legislativa sobre la cuestión que aborda el informe, pero prevé hacerlo en 2023. Además, el ejecutivo comunitario ha dicho que consultará a diferentes actores implicados, y no sólo a la Eurocámara.

El sector del vino respira

La Asociación Vinícola Catalana (AVC) ha celebrado que la Eurocámara finalmente no plantee etiquetar el vino con advertencias sanitarias sobre el cáncer, y que se haya optado por proponer indicaciones a favor de un consumo moderado y responsable. El secretario general de la patronal, Toni Cruces, ha lamentado en declaraciones en la ACN que se estaba "criminalizando" un producto con una visión "demasiado simplificada", y ha defendido que el vino puede ser beneficioso para la salud siempre que no se haga un consumo abusivo. Cruces ha recalcado que el alcohol de las botellas de vino forma parte de una fermentación natural "en una botella donde hay un 80% de agua y otros elementos minerales". Desde la AVC piden aprovechar el debate sobre las etiquetas para hacer pedagogía entre los consumidores. Así pues, aunque el debate inicial afectaba a cualquier bebida alcohólica, Eurocare centraba todas las miradas en el vino, porque también hay un trasfondo económico que critican. En este aspecto, remarcan las conclusiones del informe El derrame de vino de mil millones de euros de Europa, en el que pone de manifiesto los problemas de la ineficiencia de costes, los riesgos para la salud pública, los anuncios de alcohol dirigidos a los jóvenes y el mal uso de fondos. La secretaria general de Eurocare, Mariann Skar, es contundente: "La promoción del vino en la UE se ha descontrolado. Es el momento de desmontar este costoso apoyo al sector vitivinícola, que asciende a más de 250 millones de euros anuales. El vino ya está muy subvencionado con el dinero de los contribuyentes de la UE".

El informe propone cinco recomendaciones concretas para limitar lo que consideran que es una mala gestión de las subvenciones y garantizar que se tengan en cuenta las perspectivas de salud pública. Por su parte, los productores catalanes apuestan, cada vez más, por la producción a pequeña escala y trabajan en una cultura de vinos artesanales, lejos de las grandes industrias. Como Eurocare centra el debate en la salud y también en el impacto económico, es importante tener en cuenta las dos vertientes. Más allá de las afectaciones en el estado de las personas, los programas nacionales de apoyo al vino llegaron a los 6.024 millones de euros entre los ejercicios 2014 y 2018. Las subvenciones se dirigen cada vez más a la promoción de vinos europeos con el objetivo de mejorar su competitividad en el exterior.