Sobre el rey emérito, Juan Carlos I, no solo hay indicios delictivos durante su desempeño como Jefe de Estado —algo que los aparatos del Estado se resisten a investigar escudados en una supuesta inviolabilidad que le daría carta blanca para delinquir amparado por el artículo 56.3 de la Constitución: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”—, sino que también los hay en el periodo comprendido desde su abdicación, en 2014, hasta la actualidad.

El cerco contra el patriarca Borbón se estrecha y no paran de aflorar nuevos casos que demuestran la corrupción sistemática de la monarquía encarnada por Juan Carlos, tanto cuando estaba en activo como tras su retirada, a lo que se suman indicios de que buena parte de su familia se benefició de ello, mientras Felipe VI se resiste a reaccionar de ningún modo ante los escándalos que salpican a su familia.

Ahora, según revela El Confidencial, se ha dado a conocer que Juan Carlos I ocultó 7,9 millones de euros en una cuenta de Suiza hasta agosto de 2018, es decir, más de cuatro años después de renunciar al trono y, por tanto, no estar ya sujeto a esa supuesta inviolabilidad.

Según el citado medio, esta fortuna estuvo escondida hasta hace muy poco tras una entidad llamada Fundación Zagatka, constituida en Liechtenstein en 2003 por un familiar cercano, el primo del monarca Álvaro de Orleans-Borbón, y el dinero se usó para invertir en acciones, bonos y productos alternativos.

Actuaciones delictivas tras la abdicación

Lo más importante de este hallazgo es que muchas de las presuntas actuaciones delictivas están fechadas posteriormente a junio de 2014, lo que supone que no estarían bajo el amparo de la inviolabilidad, con lo cual los poderes del Estado se quedan sin argumentos para intentar frenar una investigación judicial que acabe sentando al emérito en el banquillo de los acusados.

Es más, según el medio citado, Juan Carlos intensificó sus actuaciones turbias tras su abdicación. Así, las salidas de fondos de Zagatka se intensificaron tras la proclamación de Felipe VI y coexistieron con otros productos opacos investigados por la justicia española, entre los cuales, la compra de una yegua para una de sus nietas y las presuntas transferencias opacas del empresario mexicano Allen Sanginés-Krause.