Esperanza Aguirre es una histórica del PP, un peso pesado; fue presidenta de la Comunidad de Madrid y ministra del Gobierno. El primero de los cargos se vio marcado por múltiples casos de corrupción como Lezo, Púnica o Gürtel, y por antiguos colaboradores con graves causas judiciales. Aguirre dimitió por estos escándalos, pero, tal como demuestra en una entrevista en El País, opta por restar importancia a estos casos. Tal como recuerda el diario, la actual presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, es su discípula más fiel y siempre defiende que los madrileños le deben “una gratitud eterna”. Aguirre ya está retirada de la política activa, pero se la puede seguir viendo en actos como en el que participará este fin de semana al lado del presidente argentino, Javier Milei, el exdiputado de Vox Ivan Espinosa de los Monteros y el periodista Iker Jiménez.

Aguirre, durante la entrevista, traslada su apoyo y admiración al presidente argentino, a quien califica de una figura que “excita verbalmente a los socialcomunistas” y que, a pesar de su “histrionismo”, ha conseguido atraer a la juventud. “La derecha española tendría que hacer suyas muchas de las propuestas de Milei, igual que Thatcher y Reagan en su momento”, afirma Aguirre, lamentando que en España “nadie quiere presumir de motosierra”. Con estas palabras, el exdirigente popular reclama una mayor contundencia ideológica por parte del PP y una actitud más agresiva en la defensa del liberalismo económico y político.

Una visión polémica del franquismo

Aguirre también aprovecha para comparar el franquismo con la II República, y llega a afirmar que “a la larga, el régimen de Franco fue mejor”. A pesar de reconocer que se trataba de una “dictadura represiva”, destaca que dio lugar a una “clase media con múltiples oportunidades” y que fue reconocido por las potencias occidentales por evitar el triunfo del comunismo en España. Según Aguirre, el golpe de Estado de 1936 no fue una reacción planificada contra la democracia, sino una respuesta al asesinato de José Calvo Sotelo, y defiende que “la II República no respetaba los derechos ni permitía la libertad de prensa”.

La expresidenta madrileña también carga contra el estado del bienestar y defiende que el papel del Estado tendría que ser mínimo y que habría que potenciar la libre elección en sanidad y educación, favoreciendo sistemas concertados o privados. “El problema es que los socialistas quieren clientelas cautivas. Yo doy a escoger”, afirma. En la misma línea, rechaza la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que califica de “agenda comunista”. “El concepto de ‘sostenible’ es comunista porque implica que no podemos tener energía abundante y barata”, asegura, añadiendo que Europa se está empobreciendo a consecuencia de las políticas verdes e inclusivas derivadas de esta agenda. En este punto, vuelve a elogiar Milei por denunciarlo en un discurso en la ONU.