El cantautor y dirigente del Consell per la República, Lluís Llach, ha teorizado sobre como tienen que ser las negociaciones. En este caso, el del independentismo, con el Estado español. Según Llach, las negociaciones tienen que ser siempre desde la "confrontación". Que esta máxima haya gente "con mucha formación" y que se quieren dirigentes de Catalunya que no la sepa, "es muy grave", ha argumentado. La mesa de diálogo no es una de las estrategias que más le gusten al cantautor, y más, cuando no hay confrontación: "Es una estrategia errónea de cabo a rabo". Llach ha resumido así el diálogo que hace más de un año que la Generalitat empezó con el Gobierno: "Llevamos un año de prédicas angélicas a casa de Pere Botero". En este sentido, el cantautor ha argumentado que la actitud de la delegación catalana es hacer prédicas angélicas, es decir, muy poco contundentes e inocentes, en Madrid, que lo ha definido como la casa de Pere Botero, el nombre que popularmente se le atribuye en el infierno.

No es la primera vez que Lluís Llach carga contra la mesa de diálogo o la estrategia que utiliza el independentismo para ir a negociar a la Moncloa. El cantautor ha criticado la forma en la cual el Govern ha respondido por el caso CatalanGate. Llach ha asegurado sobre las palabras del presidente Pere Aragonès que "las relaciones no son normales hace cuatro siglos". Además, ha argumentado que el "grave error" del diálogo es "no hacer nada que obligue al adversario a necesitar" la interlocución. También ha criticado que el ejecutivo de Aragonès no haya tomado medidas políticas, sino que sólo haya anunciado represalias legales. Ya que las medidas legales es "cuestión de encontrar buenos abogados". En cambio, las medidas políticas "son cuestión de buenos políticos".

Puigdemont, contra la estrategia de ERC

Quien también ha cargado hoy contra los que apuestan por dialogar con el Estado español es el presidente Carles Puigdemont. Un contundente Puigdemont ha aprovechado esta mañana en Argelers su último discurso como presidente del partido para cargar contra el Estado español que sistemáticamente "castiga" a los catalanes, pero también contra la estrategia de negociación de Esquerra Republicana, a quien no ha citado en ningún momento. Puigdemont ha denunciado tanto el maltrato sistemático del Estado contra Catalunya como la anormalidad que representa el hecho de que su partido tenga que celebrar el congreso en la Catalunya Norte mientras se mantiene el exilio, y ha advertido que "el principio de realidad obliga a hacer política asumiendo y partiendo de esta anormalidad". "Nada es más irresponsable, fantasioso, mágico, que hacer la política de los tiempos normales con tiempo de tanta gravedad como ahora vivimos desde hace 5 años", ha sentenciado.

En este punto, y sin citar en ningún momento explícitamente la formación republicana, ha descrito esta actitud "de tiempos normales" como la política del avestruz, de engañarse, hacerse el sordo diciendo que las cosas van bien, seguro de que habrá buenos resultados. "Es normal que haya quien piense no quiero vivir tantas angustias y me instalo en la anormalidad, unos dicen reconciliación, pacificación, que me permita ir tirando. Quizás eso puede ser útil si lo que se busca es fortalecer determinado partido, que tenga como objetivo priorizar el bienestar de sus cuadros, pero eso tiene consecuencias catastróficas para los ciudadanos", ha reprochado