En la sede de Esquerra Republicana cuentan los minutos que quedan para que, por fin, Pere Aragonès pueda convertirse en president de la Generalitat esta misma semana. No quedan muchos días, pero la espera se les está haciendo eterna. Este martes, 24 horas después del anuncio del pacto de gobierno con Junts, los republicanos han validado el documento en el Consejo Nacional del partido. Durante la cita, que reúne telemáticamente en torno a 200 miembros, la portavoz y secretaria general adjunta de ERC ha esbozado las líneas maestras del "nuevo ciclo" que aspira a encabezar Aragonès desde la presidencia.

Hace meses que en cada acto interno, los dirigentes del partido que intervienen recuerdan que desde los años 30 Catalunya no cuenta con un president de ERC. Ahora que ha llegado su momento, los de Junqueras prometen "romper viejas inercias", "hacer tambalearse algunos de los marcos establecidos y los pilares mayores de los últimos 40 años". "Es la hora de este nuevo liderazgo de ERC, de hacer las cosas de una manera diferente", ha constatado Marta Vilalta. "No venimos a gestionar, venimos a transformar", ha dicho.

 

La gestión del mientras tanto

Ella que ha formado parte de la primera línea de las conversaciones con Junts, ha lamentado que la negociación haya sido "excesivamente larga y pesada" y se haya tardado tanto en cerrar un pacto. Con la mirada puesta a la presidencia de la Generalitat, ERC promete concentrarse en el rescate social, la transformación de Catalunya y "el avance incansable hacia la independencia". Dicho de otro modo, "compaginar la lucha social con la nacional", "República catalana lo antes posible y mientras tanto, mejorar la vida de la gente".

El fantasma de la tutela

Durante su intervención en el Consejo Nacional, Vilalta no se ha reprimido en subrayar que Aragonès ocupará una "presidencia empoderada, sin tutelas," el fantasma que ha cernido y bloqueado la negociación con Junts durante semanas. "No hay tutelas a las instituciones de nuestro país, ni imposiciones en otras cámaras". Una advertencia a Junts, por si no queda lo bastante claro en el redactado del documento acordado por la investidura de Aragonès. En paralelo, ha querido tranquilizar a la CUP, asegurando que lo que se ha cerrado con los junteros "blinda las acciones pactadas con el independentismo de izquierdas".

Con el actual gobierno en funciones haciendo las maletas, ha alabado la tarea de los consellers de ERC. Y ha lanzado otro mensaje, que ERC quiere "volver a prestigiar las instituciones". Una crítica velada a los compañeros de viaje que precisamente utilizó a Laura Borràs para referirse a la presidencia del Parlament, para desmarcarse de Roger Torrent.

Sobre la hoja de ruta independentista, ha afianzado el compromiso de ERC con la mesa de diálogo para "poner el Estado contra las cuerdas", "forzarlo" y "plantarle cara", con el objetivo que el Gobierno se avenga a aceptar la amnistía y el derecho de autodeterminación. En este sentido, ha dirigido un "aviso a despistados": que ERC nunca renunciará a sus objetivos "aunque algunos querrían".

En la imagen principal, Aragonès y Vilatla en la sede de ERC. / ACN