El aroma de pacto Colau-Collboni-Valls que desde hacía días sobrevolaba la ciudad de Barcelona se ha acabado consumando a pocas horas para el pleno de investidura. Aunque Ernest Maragall ganó las elecciones municipales del pasado 26 de mayo, la alcaldía no será para los republicanos, que lamentan que Ada Colau haya priorizado "la silla" y avisan que a partir de ahora se abre una etapa de "desconfianza" con los comuns.

Así lo ha asegurado el presidente de la federación de ERC de Barcelona, Robert Fabregat, en una comparecencia ante los medios de comunicación una vez sabido el resultado de la consulta a las bases de los comuns, que han avalado conservar la alcaldía con los votos del PSC y Valls con un 71,4%. De hecho, Fabregat ha querido poner de relieve que casi un 30% de los afiliados han optado por el pacto con ERC y ha puesto en duda que la opción PSC-Valls fuera la preferida por los votantes.

Todos los intentos de Maragall para conseguir un pacto con Colau, durante las tres semanas que se ha intentado negociar, han sido en vano: ni gobierno bipartito, ni vicealcaldía, ni tan siquiera dos años y dos años de mandato para cada uno. Los republicanos aseguran que las conversaciones con los comuns han sido "poco transparentes" y "deshonestas". "Al final lo único importante para Colau era la silla", ha lamentado Fabregat, que ha vuelto a avisar que los votos de Valls no serán "gratuitos" y que comportarán "otros gestos y acciones".