La delincuencia en las calles de Madrid ha provocado un encontronazo entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, y ha sido sorprendentemente por la cuestión de los menas. Todo ha empezado cuando en la asamblea regional, la dirigente de Vox ha criticado la inseguridad en la capital española y la ha atribuido a bandas de inmigrantes. Apenas acabada su intervención Ayuso ha pedido la palabra y se ha plantado frontalmente. "La delincuencia no está relacionada con el origen de las personas. No paran de mezclar los menas con todo. Las bandas juveniles son bandas españolas, inmigrantes de segunda generación, tan españoles como Abascal, como usted o como yo", ha soltado Ayuso a Vox, mientras Monasterio hacía gestos de desaprobación. La afirmación ha provocado el inusual aplauso de las bancadas de izquierda a la presidenta madrileña.

Ayuso ha reconocido que existen "problemas evidentes de seguridad" en Madrid que tienen que "corregir" pero le ha pedido que mire primero a la Delegación del Gobierno, al Ministerio del Interior y a los que quieren cambiar la seguridad ciudadana, en alusión a los socialistas. Sobre la Agenda 2030, Monasterio ha preguntado a la presidenta madrileña si está con la agenda de los "comunistas totalitarios" y "con el abogado de las FARC", al decir que no pueden utilizar el coche de gasolina, con los que dicen que no hay que tener hijos o con la inmigración ilegal que está "causando verdadero terror" en los barrios. Ayuso le ha indicado que lo que comentaba no tenía nada que ver con "las competencias de la Comunidad de Madrid" y le ha pedido que aprenda "un poco más para saber a que aspira a estar en este Parlamento si reniega de la Comunidad, de las autonomías y las competencias que tienen". Ha insistido en que en la región hay medidas como el acceso al transporte, la atención a la discapacidad de las personas mayores, que se pueden compartir con todas las agendas, pero que no está de acuerdo con algunas que tienen fondos ideológicos.

Todo eso sucede cuando la batalla entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso da, de momento, una victoria clara a la presidenta madrileña. Según una macroencuesta elaborada por SocioMétrica, para el diario El Español, en enero un 43,9% de los votantes del Partido Popular prefieren Ayuso para ser la próxima candidata a la presidencia del Gobierno. El porrazo de Casado es rotundo, porque no queda ni segundo. De hecho, el candidato que haría sombra a Ayuso es el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, con un apoyo del 18% de los electores y tendríamos que desplazarnos hasta la tercera posición para encontrar a un Casado en horas bajas, tan sólo un 24,4% de los votantes optan por quien, todavía ahora, es el actual líder del partido. El perfil de Feijóo sigue gustando porque es el menos ideológico y el más constante: sigue ganando en su casa, de forma discreta cumple con el encargo y es el presidente autonómico popular mejor considerado. Su nota final es de un 7,2 por delante del presidente andaluz Juanma Moreno (6,2) y la misma Ayuso (6).