Arranca la enésima campaña electoral, la de la repetición de las elecciones españolas del 28 de abril, después del fracaso de Pedro Sánchez para encontrar apoyos para ser investido presidente. El escenario no tiene nada que ver con el de la primavera pasada. Si entonces el fantasma era la triple alianza de PP, Cs y VOX, esta vez el compás lo marca la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del procés. En las calles de Catalunya sigue el pulso sostenido de movilizaciones, mientras en cada mitin unos y otros rellenarán sus discursos con referencias constantes al conflicto catalán, como se ha podido comprobar durante los actos inaugurales de este jueves por la noche.

El independentismo se juega poder protagonizar una demostración de fuerza en las urnas que vaya más allá de las protestas y manifestaciones y que pueda contarse en votos. El listón está alto. En abril pasado, un partido independentista -ERC-, ganó por primera vez unas elecciones generales en Catalunya. Los 15 diputados republicanos y los 7 de JxCat sumaron 22 escaños en el Congreso, de los 49 que se reparten en Catalunya. Fue el mejor resultado de la historia. Esta vez se añade un nuevo actor a la partida, la CUP, que rompiendo con su tradición ha decidido participar en las elecciones generales. Habrá que ver si la fragmentación del voto independentista pasa factura o si, por el contrario, la diversidad de papeletas contribuye a un ensanchamiento del electorado, tal como indica la última encuesta del CIS, que apunta a una posible mayoría absoluta del independentismo.

ERC endurece el discurso

Sólo 57.012 votos permitieron que ERC ganara el pasado 28 de abril por delante del PSC. Una victoria que los republicanos esperan ahora revalidar. Durante la próxima semana, pues, optarán por hacer llamamientos al voto útil para asegurarse de que la primera plaza del 10-N sea para un independentista y también por endurecer el discurso contra los socialistas, como ya han dejado entrever en las primeras horas de campaña. Si durante los últimos meses habíamos visto a una Esquerra Republicana entregada al diálogo e incluso ofreciéndose a hacer de mediadora entre el PSOE y Podemos para desencallar la investidura de Pedro Sánchez, a la que finalmente se abstuvieron, en esta ocasión veremos a unos republicanos mucho más ásperos con los socialistas.

"Decíamos que en la investidura todo dependería de a qué PSOE nos encontráramos, y ahora ya sabemos el PSOE que tenemos delante, el que mantiene la represión contra Catalunya y el que se niega a sentarse en una mesa para dialogar", argumentaba el cabeza de campaña, Sergi Sabrià, este pasado lunes. Seis meses después de las últimas elecciones, la puerta cerrada de los socialistas al diálogo con Catalunya, así como la resaca postsentencia y la reactivación de la represión a raíz de las protestas en la calle, han llevado a ERC a ver el diálogo con el PSOE actual "imposible". Lo acusan de "alimentar" el conflicto para justificar una "gran coalición" con el PP con la "emergencia nacional" como pretexto. Sin embargo, los republicanos defienden que si el independentismo gana el 10-N, convirtiendo las urnas en una protesta contra la sentencia, se podrá obligar al PSOE a dialogar.

JxCat vuelve a encomendarse a Puigdemont

'Ni un voto atrás'. Y nunca mejor dicho. El nuevo lema de Junts per Catalunya evidencia a la perfección como plantean la enésima cita con las urnas Puigdemont y compañía. Las nuevas elecciones llegan con el espacio post-convergente todavía pendiente de reordenar y con tensiones internas entre el PDeCAT y los independientes sobre el papel del conseller de Interior. Varios miembros de la candidatura, Roger Español o Jaume Alonso Cuevillas, han pedido la dimisión de Buch.

En cualquier caso, los junteros se esforzarán en minimizar las diferencias y encomendarse a la que hasta ahora les ha resultado la fórmula de éxito: Carles Puigdemont y los presos Jordi Sànchez, Jordi Turull, Joaquim Forn y Josep Rull, que tenían que encabezar las listas y que finalmente han quedado inhabilitados. A pesar de todo, ellos figuran en los carteles electorales.

La candidata, Laura Borràs hará bandera de haber sido la única formación independentista que se ha mantenido firme en el no a Pedro Sáchez. Y se venderán como la garantía de que siga siendo así. En las generales de abril pasado, JxCat obtuvo 7 diputados -3 por Barcelona, 2 por Girona, 1 por Lleida y 1 otro por Tarragona-.

El debut de la CUP

La CUP afronta un reto mayúsculo. Por primera vez en la historia los anticapitalistas, que siempre habían defendido que las instituciones del Estado quedaban fuera de su ámbito territorial, presentan una lista para ocupar los escaños de las Corts. Así lo aprobó la militancia en una votación ajustadísima. Los líderes del partido lo justifican por "la excepcionalidad" del momento. Explican que van a Madrid a llevar el conflicto a la capital del Estado y tumbar el régimen del 78. En una mano, la bandera del 1-O, en la otra, la del 15-M.

Con las calles de Catalunya en plena ebullición, la CUP aspira a persuadir a los protagonistas de las protestas que se han ido sucediendo desde la sentencia. "Son nuestra gente", aseguran. Los cupaires se lanzan a la piscina sabiendo que agua hay, tienen la referencia de los resultados del Front Republicà de Albano Dante Fachin, que se quedó a las puertas de obtener representación, con 110.000 votos.

Los equilibrios del PSC

El objetivo que se ha fijado el PSC es destronar a ERC como primera fuerza y recuperar el título de partido más votado en Catalunya, un hito que no alcanzan desde 2008, cuando recogieron los mejores resultados de su historia, con Carme Chacón de cabeza de lista. Para conseguirlo, jugarán con fuerza la carta Pedro Sánchez. El candidato a la reelección dio el pistoletazo de salida a la campaña este miércoles en un acto en Viladecans y devolverá el último día para cerrar la campaña de las generales en Barcelona, cosa que hasta ahora no había hecho nunca un presidente de España. Los socialistas catalanes afrontan la carrera hacia el 10-N con un contratiempo importante, la baja médica de su cabeza de lista, Meritxell Batet.

La intención es pescar sobre todo en el flanco derecho, con el riesgo de pérdida de voto que eso implica por el otro lado. Los estrategas del PSC confían en que la caída libre de Ciudadanos que pronostican las encuestas les inyecte una masa de votantes del partido naranja, con especial confianza en Tarragona. Ahora bien, tendrán que hacer equilibrios para amarrar bien el votante de izquierdas. Y federalista. Y eso choca con la fórmula que ha escogido el PSOE para ganar en España, y que va en la línea de PP y Cs: mano dura con Catalunya.

La confección del programa electoral ha sido motivo de controversia. Según un borrador filtrado la noche del martes, los planes iniciales de Ferraz pasaban por suprimir cualquier referencia al modelo federal, por tangencial que fuera, cosa que hizo saltar las alarmas en la sede del PSC. Inmediatamente, Iceta llamó a la dirección del PSOE, salvando así una pequeña mención a las declaraciones de Granada y Barcelona.

Más allá de Catalunya, el argumento fuerza de los mítines será subrayar la importancia de acumular el voto a la candidatura socialista para evitar que se reproduzca el escenario posterior al 28-A. Ahora insistirán en que es imprescindible no necesitar muletas, para poder formar gobierno sin depender de las condiciones de otros actores políticos.

Los comunes intentan evitar la fragmentación de Errejón

Los comunes intentarán venderse durante la campaña como la "solución" a los "engaños", dicen, de los independentistas y el bipartidismo. De ahí que su eslogan sea 'si quieres soluciones, vota soluciones'. Con esta estrategia, se quieren erigir como los únicos que pueden propiciar el "diálogo" superando la política de "trincheras" en el conflicto catalán, y evitar un pacto del PSOE con la derecha. Los comunes, conocedores que la estrategia de ERC también pasa por el diálogo con Madrid, intentarán poner en un mismo saco a todo los independentistas y erosionar a los republicanos reprochándoles la inacción del actual Govern de la Generalitat. También serán muy duros con los socialistas, a quienes acusarán de haber provocado una repetición electoral sólo para mejorar sus resultados y acabar justificando un pacto con la derecha.

En esta campaña, sin embargo, los de Jaume Asens tendrán que contar con un nuevo competidor: Iñigo Errejón. El exdirigente de Podemos, con el nuevo partido Más País, intentará arañarles votos culpándolos del bloqueo actual de la política española y de la repetición electoral. Sin embargo, las encuestas no dan buenas perspectives al invento de Errejón –el último CIS tan sólo le otorga cuatro diputados. Sea como sea, los comunes centrarán esfuerzos en mantener la tercera posición de las últimas elecciones e incluso confían en ganar algún diputado más, recuperando el de Girona. Para hacerlo, utilizarán la figura de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como gran reclamo en muchos de los mítines, ya que el líder español, Pablo Iglesias, sólo podrá participar en el acto central del miércoles que viene, ya que la campaña sólo dura una semana.

Las derechas tratan de salvar los muebles en Catalunya

Finalmente, los partidos de derechas intentarán obtener un resultado digno en Catalunya. Ciutadans, que es el más perjudicado en las encuestas a nivel estatal, se servirá de Inés Arrimadas para intentar dar aire a un Albert Rivera en horas bajas. Así, si en la anterior campaña la candidata por Barcelona tuvo una presencia mínima en Catalunya y se centró en hacer campaña en el resto del Estado, esta vez hará muchos más actos aquí, empezando por el de anoche con la pegada de carteles en la capital catalana. Rivera también visitará Catalunya el día 8 de noviembre, donde cerrará la campaña. El 28-A el partido naranja consiguió sólo cinco diputados en Catalunya y quedó relegado a una quinta posición. Para el 10-N, el último CIS, les da sólo dos.

Por otra parte, PP y VOX, que en las anteriores elecciones sacaron sólo un diputado cada uno, tratarán de salvar los muebles. El PP, según los sondeos, incluso podría sumar otro diputado, mientras que VOX podría perder al representante que tiene ahora. Ambos partidos, sin embargo, tienen buenas perspectivas en el resto del Estado, por lo que el resultado en Catalunya no les afecta. Eso sí, se servirán del conflicto catalán para rascar votos en el resto del el Estado, tal como ya demostró este jueves el líder de la ultraderecha, Santiago Abascal, que abrió campaña en Barcelona. El líder del PP, Pablo Casado, visitará Catalunya el día 6.