Por primera vez en la historia de la democracia española, una fuerza progresista que no es el PSOE, lo podría superar en escaños y en votos. El sorpasso de la coalición Unidos Podemos ya está aquí, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La alianza entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón, sumada a las confluencias de En Comú Podem, Compromís y En Marea, llegaría alrededor de los 92 escaños, y los socialistas obtendrían unos 80, lo que supone 10 escaños menos que el pasado 20 de diciembre.

La primera fuerza sería el Partido Popular (PP) con 118-121 escaños, dos menos que el 20-D (123 diputados); en cuarto lugar quedaría Ciudadanos, con 38-39 escaños, habiendo perdido uno, como ilustra el gráfico elaborado por los investigadores. Entre los partidos catalanes, En Comú Podem mejoraría su resultado en 3 escaños y ERC los sostendría en una pinza de 8-9. El perjudicado sería CDC, con una pérdida de al menos un escaño, situándose entre los 6-7.

Parece que esta vez el sistema electoral no ha perjudicado a los podemitas, como sí les penalizó la vez anterior. El margen de porcentajes de Unidos Podemos es superior al PSOE, como algunas encuestadoras privadas venían anunciando. La novedad se encuentra en el hecho de superar a los socialistas en escaños y mejorar el margen del 20-D, cuando Podemos más las confluencias lograron 69 diputados.

Con estos resultados, la voluntad de Unidos Podemos de forjar un gobierno de izquierdas y progresista podría cobrar vida. La alianza entre PSOE + UP + confluencias, supondría unos 170-172 diputados, rozando la mayoría absoluta de 176 escaños, motivo por el que sólo necesitarían la abstención de alguno de los partidos que tienen en torno a los 5 escaños para gobernar. Por el lado del PP y C's, su alianza rozaría los 160 escaños.

En este escenario, el PSOE se coloca como pieza central del tablero para la conformación de pactos. Si el candidato propuesto por el Rey es el presidente en funciones, Mariano Rajoy, y éste acepta, la única alternativa que tendría para gobernar sería una abstención de Pedro Sánchez en segunda vuelta, o un voto afirmativo en la primera. Fracasada esta investidura, el siguiente candidato de Felipe VI sería Pablo Iglesias, que debería valer con el apoyo por activa o por pasiva de Sánchez para gobernar.

En caso de que el PSOE no se quisiera decidir esta vez entre Podemos y Ciudadanos, España caminaría hacia unas terceras elecciones.