Un circo. En eso se ha convertido, en palabras del Partido Popular, el Parlament de la mano de su presidenta, Laura Borràs. Así se ha referido el presidente de los populares en Barcelona, Manu Reyes, que también ha acusado a Borràs de utilizar la Cámara catalana "como un chiringuito en el cual ella decide si se trabaja o no", en referencia a su propuesta de detener la actividad institucional la semana pasada. En este sentido, Reyes ha exigido a Borràs que dé explicaciones por el caso de Pau Juvillà, pero, además, ha opinado que "no basta con hacerlo en la Junta de Portavoces", como ella misma había sugerido. "Lo que ha hecho hasta ahora no es suficiente", ha criticado.

 

En todo caso, se ha mostrado satisfecho por la resolución del caso Juvillà, señalando que "finalmente se ha cumplido lo que se pedía" y el diputado de la CUP y secretario tercero de la Mesa ha perdido su escaño en la Cámara catalana. Sin embargo, ha lamentado que se haya perdido una semana de actividad institucional, lo cual cree que demuestra que la única cosa que interesa a Borràs es "mantenerse en el cargo y cobrar la nómina a final de mes". La presidenta ha ofrecido hoy por la mañana sus primeras explicaciones públicas en una entrevista a Rac1 después de que el viernes finalmente el Boletín Oficial del Parlament anunciara la baja de Juvillà, en un resultado que Borràs ha atribuido a la falta de unidad de ERC y la CUP con la estrategia que ella apuntalaba: "Estamos aquí porque no se ha querido colectivamente ir hasta las últimas consecuencias".

"Ataque" de Arran en la sede de los populares

Reyes también se ha referido a una noticia todavía más reciente, como es la protesta de una veintena de militantes de Arran a las puertas de la sede del Partido Popular en Barcelona, que se encuentra en la calle Comte de Urgell. El motivo de la protesta de la organización juvenil era salir en defensa de seis militantes que este martes se enfrentan a juicio por haber ocupado en 2017 la sede de los populares. Marina Gispert, portavoz de Arran, ha denunciado esta mañana que el juicio demuestra que Arran se encuentra en el punto de mira del Gobierno porque "sabía que en momentos de protesta en la calle nosotros estaríamos en primera línea", ha dicho. Así, el presidente popular en la capital catalana ha considerado la acción reivindicativa "un nuevo ataque por parte de un grupo de radicales, asaltantes y ocupas". En sus palabras, la protesta tenía como objetivo "atacar el pluralismo político necesario en cualquier democracia".

El presidente del PP también ha resaltado el tema. En un tuit, ha dicho que la acción ha sido perpetrada por "radicales separatistas", y ha añadido que su formación no dará "ni un paso atrás en defensa de las libertades, la ley y la convivencia". Por su parte, el líder de los populares en el Parlament, Alejandro Fernández, ha utilizado la ironía para criticar que "unos tiernos jovencitos" habían decidido empapelar su sede. "Están enfadados porque la Fiscalía pide para ellos una multa de 36.000 euros por vandalismo en 2017. Lo de la multa los ha despertado de su sueño infantil. Ahora quizás igual maduran y todo", ha añadido. En cambio, la presidenta del partido en Navarra, Ana Beltrán, ha tomado la dirección contraria, optando por el exceso. "El fascismo, de nuevo, contra el PP de Catalunya", ha cargado.