El Govern no necesita la inspiración de Juegos de tronos para invocar los dragones. Con la festividad de Sant Jordi el día siguiente que el Consejo de Ministros vuelva a cargar contra tres leyes del Parlament tiene suficiente. “Sant Jordi sirve para hacernos sentir y respetar ante los dragones feroces que nos quieren atenazar”, ha proclamado de buena mañana al president, Carles Puigdemont. Y las llamaradas no han parado a lo largo de la mañana de calentar las declaraciones de los políticos catalanes en todas direcciones.

Puigdemont ha pronunciado su primer discurso institucional desde la galería gótica del Palau de la Generalitat. Acto seguido ha asistido a la tradicional misa de Sant Jordi donde el arzobispo emérito de Barcelona, el cardenal Lluís Martínez Sistach, ha apelado a las esencias de Catalunya “como nación con una identidad abierta y acogedora”.

Al acto han asistido a los expresidentes Artur Mas y José Montilla, así como seis consellers del Ejecutivo catalán, y la delegada del Gobierno español, Maria de los Llanos de Luna. No estaba la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para la cual también el de hoy era el primer Sant Jordi al cargo. Los dos se han encontrado en la recepción posterior donde el president le ha regalado a la alcaldesa una rosa y esta le ha dado un libro sobre la lucha de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Cuando perdemos el miedo.

Brindis por la república

Al acabar los actos en el Palau de la Generalitat, Puigdemont se ha dirigido a la copa convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) en la plaza Catalunya. Ha hecho el recorrido a pie, acompañado de la esposa, Marcela Topor, y las dos hijas, y ante la sorpresa de la gente que a aquella hora llenaba la plaza Sant Jaume.

Una vez en la carpa de la ANC, ha brindado con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, por la República catalana acompañados de responsables de la ANC, Òmnium, AMI, CDC, ERC, Demòcrates y MES, entre otros representantes políticos. Nadie, sin embargo, de la CUP.

Más dragones

Mientras tanto, las declaraciones de los responsables políticos han seguido hirviendo. Si el presidente había envuelto su referencia a las amenazas de los dragones en una reivindicación por la lengua –“que necesita todavía una clara defensa”– y la cultura catalanas, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, ha señalado directamente las impugnaciones del TC que arrebata al Govern “instrumentos democráticos” para poder trabajar.

Ciudadanos y PP han cargado contra las referencias de Puigdemont contra el reptil gigante que quiere atenazar Catalunya. La ciudadana Inés Arrimadas ha acusado al president de utilizar una jornada festiva para “enfrentar” en vez de “unir”, mientras que el popular Xavier García Albiol lo ha acusado de pronunciar discursos de división, “de buenos y malos”, lo cual considera “una solemne tontería”.

Para Catalunya Sí que es Pot, los “dragones caseros vestidos de Sant Jordi” son los que aplican políticas antisociales, mientras que el líder del PSC, Miquel Iceta, ha llamado a combatir los “dragones de la intolerancia”.

Madrid y Barcelona

De hecho, cada uno ha intentado cazar sus propios dragones, y mientras los políticos del Parlament redundaban o criticaban la alerta del president contra monstruos que atenazan Catalunya, los dirigentes instalados en Madrid, cargaban contra el dragón de las elecciones adelantadas.

El ciudadano Albert Rivera, aparte de apuntar contra "los dragones de la corrupción, los recortes y el poco respecto a los ciudadanos", ha instado PP y Podemos a levantar el “bloqueo” que impide un acuerdo de Gobierno, mientras la popular Alícia Sànchez Camacho acusaba a Ciutadans de ser la “marca blanca” del PSOE y Xavier Domènech advertía contra las presiones para que PP y PSOE se pongan de acuerdo.

Sólo el socialista Iceta alimenta una llamita de esperanza sin excesivo entusiasmo. “A veces, en los últimos momentos, pasan cosas inesperadas”, admitía.

Para la alcaldesa Colau el auténtico dragón son los presupuestos de Barcelona y quien lo ha soltado de la jaula ha sido la CUP desmarcándose del proyecto. Por eso, Colau ha empezado la jornada conversando con los cupaires y el republicano Alfred Bosch ha llamado a los grupos a hablar “hasta el agotamiento” para sacar adelante las cuentas municipales.