El juicio al mayor Trapero, que arranca este lunes, llega tres meses después de conocerse la sentencia del Tribunal Supremo del juicio al procés. El Supremo dividió la causa en tres y provocó que la cúpula policial se quedara en la Audiencia Nacional y la Mesa del Parlamento volviera a Catalunya, al TSJC.

Más allá de sí los Mossos cumplieron órdenes, de si no hicieron nada para impedir el referéndum del 1 de octubre del 2017 y de si hicieron lo suficiente para sacar la secretaria judicial de la consejería de Economía el 20-S, hay varios condicionantes que no se pueden dejar de lado ante la segunda parte del juicio al procés.

La sentencia del 14 de octubre por sedición es una de las claves principales de este juicio que empieza mañana con unas acusaciones más elevadas que las que tenían los consellers del gobierno de Carles Puigdemont. Y será clave para entender algunos movimientos que desde este lunes 20 de enero se empezarán a ver en la sala de vistas y que pueden marcar este juicio, el segundo juicio más esperado después del 1-O.

Clave 1: La Fiscalía

La acusación de la Fiscalía es una de las claves principales de este nuevo embate judicial. El Ministerio Público se ha mantenido en su acusación inicial por un delito de rebelión, aunque la sentencia del juicio al procés del Tribunal Supremo haya acabado siendo por sedición. Pide 11 años de prisión para Trapero.

¿Puede la Fiscalía todavía rectificar? Sí. Lo puede hacer justo empezar el juicio, durante los escritos previos y también al final, justo antes de las conclusiones.

En el juicio en el Tribunal Supremo no cambió la acusación. Ni en el tramo final antes de empezar el juicio cuando parecía que había más presión. Se había cambiado la fiscal general del Estado, después de la moción de censura en el gobierno de Mariano Rajoy y la entrada en la Moncloa de Pedro Sánchez. Pero María José Segarra no pudo mover nada. Ni antes ni al final del juicio. Y el Ministerio Público se atrincheró en su petición de penas elevadas por un delito de rebelión.

Ahora se abre una nueva etapa. El nuevo ejecutivo de Sánchez ha nombrado ya a Dolores Delgado como nueva fiscal general del Estado. Ha estado 18 meses como ministra de Justicia. Es una fiscal progresista que tendrá que coger ahora el mando de un ministerio público que, de momento, no ha querido hacer ningún cambio en el escrito de acusación, a pesar de la sentencia del Supremo por rebelión. Delgado tiene poco margen de maniobra, pero todavía tiene. Veremos si antes de acabar el juicio puede convencer a dos pesos pesados de la Fiscalía: Miguel Ángel Carballo, teniente fiscal de la Audiencia Nacional, y Pedro Rubira Nieta, Fiscal de la Audiencia Nacional.

Carballo es el fiscal que ha pedido prisión sin fianza para todos los acusados del procés que empezaron su periplo judicial en la Audiencia Nacional. Y con Carmen Lamela le salió bastante bien. Será el hueso duro de roer de los abogados y también de la nueva fiscal general del Estado.

Clave 2: La condena de Forn

Quim Forn está condenado a 10 años y medio de prisión por un delito de sedición. Menos de lo que se pide para Trapero y era su jefe político y el máximo responsable de los Mossos.

Trapero está procesado por rebelión y le piden 11 años de prisión. En la sentencia del Supremo se argumenta la condena de Forn, que era el jefe político de los Mossos, porque ordenó un comportamiento policial que "permitiera simular su aparente cumplimiento con el decidido propósito de hacer infectivas tales legítimas órdenes jurisdiccionales y del fiscal superior". El texto remarca que "los Mossos en la mayoría de las ocasiones se ven obligados por una aglomeración de personas impermeable a cualquier requerimiento, venga de los agentes o venga de la autoridad judicial, para desistir de su intento de cumplir la orden judicial y tienen que claudicar en su objetivo, de forma vergonzante, resignada o en algunos casos casi complaciente".

Según el tribunal, "han quedado evidenciados episodios de auténtica complicidad y casi connivencia motivada por la coincidencia ideológica o por la seguridad en que de esta manera podrían ganarse el aplauso y el beneplácito de aquellos ciudadanos rebeldes o de los responsables políticos". La sentencia ilustra la mañana del 1-O, cuando los Mossos argumentaron que no podían actuar ante la gran cantidad de gente que había: "En todos los centros de votación se repitió la negativa verbalizada de forma vehemente en un escenario de rechazo mostrado por un numeroso grupo de personas que bloqueaban la entrada y se mostraban decididos y firmemente determinados a franquearla, a pesar del requerimiento judicial".

El texto dice que durante el juicio, los testigos demostraron "la colaboración de algunos integrantes del cuerpo de los Mossos d'Esquadra para consumar la votación, hasta el punto que en ciertos casos llegaron a trasladar las urnas una vez culminada la jornada de votación, y utilizaron vehículos sin logotipos pero que resultaron pertenecer a la conselleria de Presidencia. En otros, permitieron que particulares las cogieran y se las llevaran".

Por lo tanto no sería lógico ni acusar ni condenar al mayor y la cúpula política de los Mossos a una pena más alta por un delito más grave que a su máximo responsable, el conseller.

Clave 4: La sentencia del procés

Pero en la sentencia del juicio al procés, el tribunal hace responsable del operativo policial a Trapero: "El acusado Sr. Forn aceptó los criterios expuestos por el jefe de los Mossos y fijó como objetivo prioritario de la intervención policial preservar la convivencia en referencia a una expresión presente en la imperativa resolución judicial, sin dar cuenta, por descontado, del sentido interesadamente atribuido a esta expresión. Con eso disimulaba ―al menos de manera inverosímil― su verdadero propósito de que la actuación de los Mossos no constituyera un riesgo para el objetivo delictivo de los coacusados".

Y refuerza la idea de que todo el dispositivo policial estaba pensado para permitir el referéndum: "Se aparentó en cuanto la ponderación bajo el 52º principio de proporcionalidad obligaba a no utilizar la fuerza para cumplir la decisión judicial sino de manera absolutamente exclusiva para defensa delante agresiones previas 'de los ciudadanos a los policías'".

Los magistrados consideran que los binomios fueron contraproducentes y que jugaron en contra de toda la organización policial. "La asignación de los denominados binomios de Mossos a cada centro de votación, sin discriminar aquellos que recibían una gran afluencia de personas para votar, respecto de aquellos otros que previsiblemente eran poco significativos, supuso una neutralización de la capacidad operativa de aquel cuerpo policial". Y acusa a los Mossos de tener una "coartada" y hacer ver que eran insuficientes para hacer cumplir el mandato judicial: "La coartada de la insuficiencia de Mossos en cada uno y en todos los centros para cumplir el mandato de la magistrada del Tribunal Superior de Catalunya, se mostró con cínica notoriedad".

El dispositivo diseñado por Trapero y Forn, según la sentencia, "imposibilitó la actuación policial dirigida a hacer efectivo el mandato de la magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya".

Clave 4: El testigo de Trapero

Josep Lluís Trapero declaró como testigo en el juicio al procés en el Tribunal Supremo. Eso quiere decir que no pudo mentir durante sus declaraciones —los acusados sí que lo pueden hacer— y desveló parte de su estrategia de defensa: distanciarse de los políticos.

Trapero fue duro con la cúpula política. Incluso explicó el plan para detener a Puigdemont y su Gobierno si llegaba la orden. El mayor de los Mossos quiso mantener en todo momento la separación de poderes. El plan preveía que cada comisario detenía un miembro del Gobierno si llegaba el orden de la Fiscalía o del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya el 27-O. "Teníamos un dispositivo previsto por si se tenía que detener al presidente o a los consellers si se nos ordenaba", dijo ante Manuel Marchena después de explicar que se puso a la disposición de la Fiscalía y el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya el 27 de octubre, día previsto para proclamar la DUI.

El mayor fue tajante y en algún momento incómodo por el mismo Joaquim Forn, de quien dijo que hizo declaraciones irresponsables, a pesar de matizar que no dio ninguna orden directo ni mandó nada ilegal a los Mossos. Con todo, reprochó que la imagen que se quiso dar sobre la proclamación de la República y la organización del 1-O provocó el procesamiento de los mandos de los Mossos, entre ellos el mismo Trapero.