El chubasco que este martes por la mañana caía implacable sobre Barcelona se ha convertido en el fondo perfecto para el último capítulo -de momento- de la tormenta que castiga el acuerdo de JxCat y ERC en el Parlament, que al mediodía ha dejado a Carles Puigdemont y a los diputados encarcelados de su grupo sin voto en el pleno y al independentismo sin mayoría en la Cámara. La respuesta del Govern ha consistido en intentar construir un muro protector en torno a la plaza Sant Jaume para mantener el palau de la Generalitat al abrigo de los torpedos que resuenan en la Ciutadella.

"Estamos dentro de una situación extremadamente compleja, todos tenemos que hacer el máximo esfuerzo de empatía para entender el posicionamiento de unos y otros", ha reclamado la consellera de Presidència, Elsa Artadi, después de descartar que la última sacudida -ni las que tienen que venir- tengan que afectar la estabilidad del Govern.

El ejecutivo de Quim Torra ha cumplido este martes a rajatabla el objetivo que se había impuesto. La crisis no ha entrado en la sala del Consell Executivo. Ha esperado paciente en el pati dels tarongers. Se ha dejado sentir en los encuentros previos y posteriores a la reunión del gabinete que han mantenido representantes de los dos grupos para intentar desvanecer las nubes. Y punto.

De buena mañana, JxCat reclamaba explicaciones sobre los silencios de los republicanos en el Parlament, mientras se esperaba saber cuál sería la respuesta del presidente de la Cámara, Roger Torrent, a la advertencia de los letrados contrarios a la delegación de voto de Puigdemont y los diputados Jordi Sánchez, Jordi Turull y Josep Rull. Los responsables del grupo consideraban que la asunción del informe por parte de Esquerra estaba cantada, aseguran que así lo indicaban los silencios republicanos en los grupos de whatsapp compartidos dónde los interrogantes de JxCat quedaban sin respuesta.

Los letrados habían advertir la víspera que la delegación de voto que pide JxCat para Puigdemont y los diputados encarcelados no responde de manera adecuada al auto de Llarena ni al acuerdo del pleno del 2 de octubre sobre la designación de diputados para asumir las funciones de los encausados. La Mesa prevista para las 12h tenía que concretar respuesta.

Hasta que se ha reunido el órgano de gobierno de la Cámara, no se ha podido confirmar que el independentismo había perdido la mayoría en el pleno y que la grieta entre los socios de Govern se había consumado. Fuentes de JxCat aseguraban que habían tenido que frenar una comparecencia pública del presidente del Parlament, Roger Torrent, previa a la reunión de la Mesa, para anunciar la decisión. Si no se los había comunicado a ellos previamente, se tenía que comunicar a la Mesa, han reclamado.

A todo eso, antes del mediodía la tormenta despejaba en Barcelona. Y se desencadenaba con furia en las redes. Ha sido después de que ERC hiciera público un comunicado. "No podemos situar al Parlament en una situación de colapso", se aseguraba en el texto de ERC en una advertencia a JxCat para que delegara las funciones de sus diputados encausados, y que se ha conocido mientras la Mesa estaba reunida y cuando faltaban tres cuartos de hora para empezar la rueda de prensa del Govern.

Mientras respondía a las preguntas de la rueda de prensa, Artadi supo por los periodistas que la Mesa había sellado con una votación la ruptura entre JxCat y ERC. JxCat había quedado atrapada en una pinza entre sus socios de Esquerra y el PSC. Puigdemont y el resto de diputados del grupo encarcelados se acababan de quedar sin voto en el hemiciclo.

Justo a aquella hora, el diputado Toni Morral salía de la prisión de Lledoners y llamaba a los responsables del grupo para advertirles que llevaba un documento "muy potente" firmado por los presos y por Puigdemont y fechado en Waterloo y Lledoners. "Manifestamos y pedimos respeto por la decisión que los otros diputados encausados por el Supremo hayan podido tomar. De la misma manera pedimos que nuestra decisión sea también respetada", se reclama en el texto escrito con rotulador negro que rápidamente ha sido enviado a través de chat de prensa del grupo.

Los presos han querido aportar también su particular blindaje para las paredes del Govern. La voz de los presos políticos es, hoy por hoy, la argamasa más potente para tapar las grietas que restallan en los despachos del Parlament. "Estamos convencidos de que la mayoría de 61 escaños permitirá mantener el actual Govern y seguir impulsando el proyecto republicano", han proclamado.

Cuando a las tres de la tarde el pleno del Parlament se puso en marcha, el presidente, Roger Torrent, y el vicepresidente, Josep Costa, uno al lado del otro, parecían separados por una pared de hielo entre ambos que convertían el muro de Juegos de Tronos en un tabique de la casa de madera de los tres cerditos. Así han sido durante todo el pleno, mientras los grupos independentistas perdían once votaciones, entre las resoluciones propias que han caído y las de la oposición que han prosperado. Incluso el Rey ha salvado el cuello este martes en la Ciutadella, después de que los Comunes se han sumado al resto de la oposición para parar la reprobación que había cargado JxCat, ERC y la CUP.

Después de dejar reponer pacientemente su auto durante todo el verano, el juez Pablo Llarena ha conseguido en este otoño sorprendentemente lluvioso ensanchar la grieta que abrió el mes de julio en el independentismo. En Madrid siempre han pensado que era cuestión de tiempo. Lo sabe todo el mundo y es profecía, como diría el poeta.