La batalla en el seno de Podemos está abierta después del pinchazo en las expectativas de la coalición con Izquierda Unida para las elecciones generales. Como adelantaba El Nacional, voces del partido han empezado a cuestionar la estrategia de la formación morada, no solamente en cuestiones relativas al diseño de la campaña. La pugna ha empezado a profundizarse entre aquellos que ven el futuro de la formación morada más lejos del pacto con IU, y aquellos que consideran que la nueva marca, Unidos Podemos, es una decisión para el largo plazo.

En un intento de cerrar la batalla interna, de forma que no les perjudique externamente, el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, ha enviado al Telegram del Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de la organización, el siguiente mensaje. 

"Ya sabéis que yo soy mucho de amor y eso, pero no me resisto a añadir alguna cosa también necesario para este momento. Ante cualquier conflicto interno, desde la Secretaría de Organización se buscará en un primer momento la solución intervenida, amorosa, consensuada y de sentido común. En caso de que la vía del amor y los cuidados se demuestre a inútil, se actuará de manera contundente, decidida, concreta y grave contra los que no comprendan (hablo en general, no de este órgano) que las guerras internas nos desangran, nos queman y nos hartan. Para que crezca el amor no sólo hace falta regarlo sino también extirpar las malas hierbas de las violencias enquistadas. Sé que no hará falta, pero siempre es bueno tener un plan B cuando el amor no gana".

Echenique forma parte de la corriente más próxima al líder, Pablo Iglesias, quien considera un acierto haber forjado el entente con los de Alberto Garzón. Sin embargo, esta mañana el secretario político, Íñigo Errejón, ha afirmado que habrá que revisar el acuerdo con IU, dando visibilidad a la formación de remolinos internos. No sería la primera vez que se asumirían responsabilidades en el seno de Podemos, debido a las discrepancias: ya en su momento, el entonces homólogo de Echenique, Sergio Pascual, fue destituido por las batallas internas que según afirmaron "no era capaz de cerrar", a pesar del descontento en aquel momento de Errejón.

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