Ha sido la más madrugadora y la última en comparecer. Dolors Bassa ha confesado que estar hoy en el Parlament "no es fácil" y ha descrito una mezcla de "sentimientos contrapuestos: la desazón y el impacto emocional y psicológico por los recuerdos vividos aquí y el placer de poder compartir nuestra voz con vosotros en la sede de la soberanía nacional". A pesar de todo, y tragando saliva, ha agradecido "la oportunidad de poderse explciar después de un largo silencio forzado".

Hecha la previa, la exconsellera ha aparcado la emoción para hacer una exposición concisa sobre los efectos que tuvo el 155 en el despliegue de las políticas sociales emprendidas por su departamento, el de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia. "El 155 afectó a toda la ciudadanía catalana, fuera independentista o unionista", ha señalado. Es precisamente por eso, porque más allá de cesar al gobierno la intervención de la Generalitat "puso en riesgo la igualdad de oportunidades", que ha reprochado al "gobierno Rajoy, al PSOE y a Cs" la "irresponsabilidad" de "poner en riesgo el bienestar de la ciudadanía por un rédito electoral". "Es imperdonable", ha sentenciado, a la vez que ha reclamado a "las formaciones que hicieron seguidismo del 155" que reflexionen. "Ningún político que represente a los catalanes se tendría que alegrar del sufrimiento de sus entidades", ha concluido.

Tirón de orejas a sus compañeros de filas

En la línea de Turull y Forn, ha aprovechado para dar un tirón de orejas a sus compañeros de filas, después de que la guerra abierta entre Junts per Catalunya i Esquerra Republicana estallara hace unas horas ante los medios de comunicación. "Ahora no necesitamos peleas ni batallas de postureo, es el momento del diálogo y de avanzar día a día", les ha recordado. 

La crudeza de la cárcel

Fiel a su trayectoria, Bassa ha dejado claro que "no habrá tribunales ni años de cárcel" que la alejen de su compromiso en la lucha "por todas las conquistas sociales, laborales y nacionales de nuestro país". 

Con todo, no ha escondico la cara más amarga de la cárcel. "Dista mucho de ser una comunidad saludable", ha subrayado. Y ha enumerado todos los problemas de salut que han sufrido tanto ella como el resto de presos independentistas en su etapa entre rejas. "Todos hemos sufrido somatizaciones". A lo largo de los más de 700 días privada de libertad, Bassa se ha roto el pie, un dedo y se ha hecho un corte importante en la cara. También ha narrado como sus excompañeros de gobierno han sufrido dolorosos herpes que no les han permitido salir de su celda y como todos ellos han sufrido problemas odontológicos. 

"Duele mucho cuando escuchamos cómo se banaliza la palabra prisión, estamos fuertes, es verdad, pero sepan que todo esto nos afecta día a día", ha afirmado, dejando claro que "el encarcelamiento comporta un riesgo para la salud física y mental de las personas y sus familias".