El discurso del ministro de Justicia Rafael Catalá sobre la sentencia del caso de la Manada ha variado totalmente en los últimos días. Mientras que horas después de la sentencia el ministro consideraba que esta ya era "una pena elevada", después de los abucheos y las peticiones de dimisión que ha recibido en las últimas 48 horas Catalá ha cambiado su opinión: ahora se muestra incluso "sorprendido" de que los jueces no vieran intimidación ni violencia.

El mismo día que se conociera la decisión, desde el Colegio de Abogados de Córdoba, Catalá afirmó que la sentencia por la Manada "ya era alta" y pidió respeto por la resolución. "Un principio básico del estado de derecho es el respeto a las sentencias judiciales".

Sin embargo, después del abucheo que recibió el mismo día en Córdoba, la oleada reivindicativa por todo el estado español y las muchas peticiones de dimisión, como la de por parte de la Asociación de Juezas y Jueces por la Democracia, Catalá ha cambiado de manera radical su discurso.

El día siguiente, en una entrevista en la Cadena Ser, Catalá abrió la puerta a la posibilidad de sancionar al juez que emitió su voto particular, aunque horas antes afirmaba respetar la decisión. "Hay vías disciplinarias. Se tiene que dejar que el Consejo General del Poder Judicial actúe", señaló.

Además, el ministro se mostró sorprendido por la decisión, que consideraba "abuso" los hechos de la Manada. "Me sorprende que la conclusión sea que no haya violencia ni intimidación", sentenció.