Tres días después de que dimitieran en bloque seis miembros del secretariado nacional de la CUP, dos de ellos han reclamado hoy que se celebre un "debate profundo" que ayude, por una parte, a "remitirnos a nuestros principios fundacionales" y, por la otra, a aclarar qué papel debe tener el partido en el procés independentista.

Se trata de Roger Castellanos y Tomàs Sayes, que han hablado en El Matí de Catalunya Ràdio, y han abogado por un lavado de cara del partido justo hoy que el secretariado actual se reúne para disolverse y sacar adelante su renovación. Una renovación que les permitirá, según ellos, "iniciar un proceso para avanzar en la mejora de toma de decisiones", así como de los órganos de debate.

La pregunta que surge es por qué estas seis personas dimitieron el viernes y no han esperado a hoy que empieza este proceso de renovación. Castellanos lo tiene muy claro y ha puesto de relieve que "si no quisimos hacer efectiva la dimisión conjunta es porque creemos que los motivos que teníamos las seis personas que dimitimos eran diferenciados a los motivos que llevaban al cambio en el secretariado".

Ahora bien, sí que hay un punto en común entre su dimisión y el proceso interno que empieza hoy, que es que "el secretariado no funcionaba correctamente". Pero como éste no es el único motivo, los seis dimisionarios "quisimos expresarnos de forma diferenciada y explicar los verdaderos motivos que nos llevaban a dimitir", ha aclarado Sayes.

Estos motivos son, como se leía a la carta que hicieron pública, que "habíamos sido testigos del aumento de actitudes sectarias y maquiavélicas que han impregnado, entre otros, dos de los procesos de decisión más relevantes de nuestra historia reciente: la investidura y los presupuestos".

Al respecto, los dos dimisionarios no se han querido mojar mucho para no "hacer sangre públicamente", pero ha puntualizado que lo que realmente pretendían con su gesto no era tratar "a fondo" eso, sino "cambiar las cosas".

Identificar, solucionar y afrontar

Los debates internos que proponen tienen que servir para "identificar los problemas, solucionarlos y afrontarlos con una organización fuerte y cohesionada", según han puesto sobre la mesa, al mismo tiempo que han querido dejar claro que "cuando ocurre esta polarización es que el secretariado nacional no ha hecho bien su trabajo de saber gestionar la diversidad de perspectivas".

Y es que la gota que ha llenado el vaso, y que ha hecho estallar estas dimisiones, ha sido el hecho de que cuando ellos entraron a formar parte del secretariado nacional ya había diferencias, pero éstas "se han polarizado más" a medida que ha ido adelantado el procés.

La solución de los dimisionarios, y la mejor fórmula para hacer funcionar un engranaje tan complicado como lo es el proceso asambleario, hubiera sido no llegar al día de la votación con una división tan amplia y que, además, las decisiones no las tome el consejo político y el grupo de acción parlamentaria. "Nos hemos encontrado que desde que entramos no sólo no se han solucionado estas diferencias, sino que todavía se han polarizado más", se han lamentado.

En busca de grandes acuerdos

Los dos dimisionarios han querido dejar claro que ellos no buscan divisiones, sino lo contrario, y han puesto de relieve que "el asamblearismo no tiene que ver con qué bloque gana, sino la búsqueda de grandes acuerdos entre perspectivas diferentes".

Eso es, a su parecer, lo "que" creen "que no se ha hecho bien", además de ser el reto principal que tendrá que afrontar el nuevo secretariado, que "tendría que saber afrontar todas las divergencias legítimas, poner un marco de debate con todas las garantías y poder debatir a fondo sobre qué entendemos que es el procés, qué pieza somos dentro de este engranaje".

Todo eso para recuperar la confianza de la ciudadanía que tenía "muy claro que nosotros complementaríamos aquello que pudiéramos a nivel social" y "recuperar la ilusión de la gente en el procés independentista".

Por eso, los dimisionarios han querido hacer ver que no pierden la esperanza asegurando que "creemos que la CUP todavía puede tener el papel de acelerador del procés", pero dejando claro que "no puede ser que el país esté pendiente de qué votamos o dejamos de votar".