De punta a punta de la península, sumando los territorios insulares, el mapa electoral de España se ha vuelto de color azul, con sólo dos excepciones: Catalunya y el País Vasco. El Partido Popular (PP) ha conseguido imponerse en escaños en 15 de las 17 comunidades autónomas, a pesar del empate tècnico con la formación morada en la Comunidad Foral de Navarra. En territorio catalán ha ganado En Comú Podem, y en Euskadi, la coalición de Podemos. La sorpessa ha venido dada por Andalucía: el feudo histórico socialista de la presidenta Susana Díaz ha sido desbancado no por los podemitas, sino por el PP. 

FOTO: Ministerio del Interior

La victoria de los populares ha afianzado al partido y también ha legitimado la figura del presidente en funciones, Mariano Rajoy, para los pactos postelectorales. Si el PP insiste en reclamar el gobierno de España, el PSOE volverá a enfrentar el dilema de la gobernabilidad: o ceder la presidencia a Rajoy o buscar el entendimiento por el lado de las "fuerzas del cambio", Podemos y Ciudadanos. Ante esa situación, la caída del bastión socialista andaluz sirve para dar oxígeno a la permanencia del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. Este podría no dimitir, pese a que ha soportado la segunda derrota histórica del PSOE en menos de un año, que ha bajado 5 escaños respecto del 20-D, ahora con 85.

Con la situación actual, la posición de Susana Díaz para tomar las decisiones de la formación de gobierno y la investidura queda debilitada. La presidenta de la comunidad sur de España siempre ha hecho evidente su negativa a los pactos con Podemos, igual como el expresidente Felipe González. "Nos quieren robar el espacio político" dijo ella en el último Congreso Federal del PSOE de diciembre. Pero a pesar de que este domingo por la noche se ha querido presentar como "el freno al populismo", la dama de hierro de Ferraz se ha quedado con 20 escaños, perdiendo uno, y con la victoria del PP (23) en su casa.

Así las cosas, de Sánchez dependerá si el PP revalida en Moncloa, o si busca el entendimiento con el partido naranja y el morado, para construir el bloque "para echar a Rajoy". Podría intentar hermanarlos, a través de un gobierno en minoría liderado por él, con el sí de los otros dos. Eso, o que se imponga la hipótesis del 'ministrable' en Economía, Jordi Sevilla: que ni populares ni socialistas se impidan gobernar si uno de los dos logra una mayoría de apoyos. Es decir, que si PP y C 's se apoyan con 169 escaños, el PSOE debería abstenerse y dejar pasar. Algunos barones críticos aceptarían esta posibilidad: hace tiempo le piden que se quede en la oposición, aunque Sánchez afirma que no cederá el paso a Rajoy "ni por acción ni por omisión".