El mismo día en que en Catalunya saltaba la alarma sobre la presencia, o no, del proyecto del Corredor Mediterráneo en el programa de Podemos, la jefa del PSOE andaluz, Susana Díaz, alertaba al líder de la formación morada, Pablo Iglesias, sobre el reconocimiento de los derechos nacionales de Catalunya, como el referéndum. "Los votos de los andaluces no le servirán para pagar un peaje a las mareas, a las confluencias ni los privilegios de Ada Colau; si lo tiene que pagar, que lo pague de su bolsillo" decía Díaz, durante un mitin en Vélez-Málaga.

La noticia publicada por este medio obligó a los podemitas a salir del paso aclarando que si tenían pensado construir el tramo que pasa por Catalunya, a pesar de que la infraestructura sólo se citaba en el programa d'En Comú Podem. Lo aseguró horas más tarde el secretario político del partido, Íñigo Errejón, asegurando que "por supuesto" que llegaría a Barcelona, como también lo afirmó la alcaldesa Colau, en el encuentro central de la campaña catalana de la formación morada.

Ante ese escenario, la presidenta de la comunidad sur de España hacía alusión al referéndum que promete Iglesias. "Si dicen que la batalla está aquí, que tengan claro que los votos de los andaluces no servirán para pagar los privilegios de Ada Colau ni los desvaríos de los independentistas con los que él está comprometido", le increpó. A su juicio, el caso contrario sirviría para fomentar desigualdad entre los ciudadanos y generar "españoles de primera y de segunda", en función de los derechos estos que tienen.

No es la primera vez que Díaz recela sobre comunidades autónomas que no son la suya. Hace unos días advirtió al secretario general de su partido, Pedro Sánchez, que aclarara qué era "el pacto político por Catalunya". "Cuando hablo de singularidad, por supuesto, no estoy hablando de desigualdad", dijo Sánchez a Díaz, para garantizarle que lo que se acordara con la Generalitat no vulneraría los compromisos del partido, como la declaración de Granada, la cual está relacionada con la idea solidaridad e igualdad interterritorial propugnada por la formación socialista. Es decir, que sería un nuevo Estatut.

Antes de este escenario, algunos dirigentes catalanes críticos con la andaluza, como el de ERC, Gabriel Rufián, ya se han pronunciado. Rufián ha recordado que Podemos, quien garantiza el derecho a decidir, no podrá gobernar sin PSOE, a no ser que saque una improbable mayoría absoluta a estas alturas. "Entonces, la pregunta es: ¿Cuál es el único cambio posible? El único cambio posible es la república catalana" ha sentenciado. A opinión de Rufián, además de PP y Ciudadanos, el PSOE también es hostil a los intereses de Catalunya y ha vaticinado que la presidenta de Andalucía todavía lo será más que su líder: "Susana Díaz todavía es más de derechas que Sánchez".

Así las cosas, la estrategia de Díaz sólo le sirve en plena campañara para ahogar al PSC, que registra una caída histórica, según encuestas. El territorio catalán había sido un histórico feudo socialista, camino de la debacle, precisamente, como consecuencia de Colau, Iglesias y sus promesas de Corredor Mediterráneo y referéndum que Díaz recela.