El secretariat de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) sigue apostando por Barcelona como centro de la reivindicación festiva del 11 de septiembre. La acción de la capital catalana será un acto pensado para que tenga proyección internacional. Por primera vez, sin embargo, se incorporan además cuatro acciones en diferentes puntos del territorio. Serán acontecimientos temáticos y, en algún caso, pueden estar relacionados con movimientos reivindicativos como el de las Terres de l'Ebre.

El secretariat presentará públicamente la propuesta este domingo en la assemblea ordinària de Manresa. Ha sido una solución de consenso entre las dos opciones mayoritarias que había presentado el grupo de trabajo del 11-S. Una de las opciones pasaba por organizar actos en el territorio con la colaboración de entidades sociales como la PAH, para ampliar la mayoría social. La alternativa apostaba por una acción con resonancia internacional que reuniera a todos los cargos electos de las instituciones catalanas en Barcelona. Se planteaba aprovechar la jornada para redactar un documento de base que pudiera ser el embrión de la Constitución catalana.   

La sombra de las anteriores diadas

Jordi Sànchez ha afirmado a una entrevista en El Nacional que es partidario de “salir en masa” a la calle y de convertir la Diada en una jornada de movilización. Aun así, el reto de superar la altísima participación de las anteriores jornadas es una gran sombra alargada. La primera gran movilización fue en el 2012 cuando, bajo el lema Catalunya nou Estat d'Europa un millón y medio de personas ocupaban el centro de la ciudad de Barcelona. La Assemblea se acababa de constituir y la gran respuesta ciudadana dio impulso a la entidad.

En el 2013, la Via Catalana dio la vuelta al mundo con la imagen de una gran cadena humana que conectaba la Jonquera con las Terres de l'Ebre. En 2014, la “V” calentó la consulta del 9-N con una demanda de compromiso a los partidos políticos partidarios del derecho a decidir.

El último 11-S se celebró a las puertas de una campaña electoral previa a unos comicios planteados por las fuerzas independentistas como plebiscitarios. Otra vez la ANC superó todas las expectativas y el puntal amarillo que señalaba el camino hacia la independencia fue flanqueado por centenares de miles de personas.