El autocar había salido de la estación de Sants sobre las tres y media de la tarde y ha llegado a Bruselas dieciocho horas después, a las nueve y media de la mañana.

La noche ha sido larga y fría, con paradas en Lyon y Luxemburgo, donde los viajeros se han ido cruzando con otros manifestantes, fáciles de reconocer a simple vista por los lazos amarillos que llevaban y las piezas de ropa del mismo color.

Para pasar el rato durante el trayecto, cabezadas, lecturas y charlas con los compañeros de viaje. A pesar de la dificultad de dormir fuera de la cama, muchos lo han intentado, ya que que había que coger fuerzas para el largo día que les espera.

Eso sí, a pesar de los kilómetros, las horas de trayecto y el cansancio acumulado, los ánimos siguen bien altos. El camino ha sido largo, pero les ha valido la pena para poder participar en una manifestación que se prevé histórica.

El día está nublado, de un color gris apagado, y la temperatura es de tres grados. La lluvia, sin embargo, parece que respetará la manifestación, que no empezará hasta el mediodía.

Este jueves, Bruselas será el epicentro del movimiento independentista con una gran manifestación por la libertad que tendrá lugar sobre las once y media en el barrio europeo de la capital.