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"Collons amb Manrússia!" Era la expresión más repetida entre las dos mil personas de la biosfera cupaire que esta mañana celebran una jornada de debate abierto en Manresa.

"¡Hace frío, pero tenemos el corazón caliente!", apuntaba un destacado nombre de una territorial de la Catalunya occidental. Una expresión que define perfectamente las ganas de marcha que tienen la CUP y sus acólitos para decidir su protagonismo en el futuro político del país.

Largas colas

La jornada ha empezado con un retraso de 50 minutos para dar tiempo a aligerar las colas de acreditación.

Ha arrancado con la presentación de los informes de la comisión negociadora, primer punto de los tres principales del orden del día. Las tres mesas de conversaciones –ruptura, proceso constituyente y plan de choque– rendirán cuentas con la militancia, los integrantes de Crida Constituent y las diversas facciones que configuran el cosmos cupero, como Corrent Roig o Lluita Internacionalista.

Después hablarán algunos miembros del Secretariado y del grupo parlamentario. Antes de comer, los representantes de las trece territoriales. Hoy están todos.

Mal menor

Toda esta jornada servirá para decidir si las conversaciones derivan a investir a Artur Mas o no y, en caso afirmativo, cómo, de qué manera y cuándo. De momento, hay división de opiniones. Un estado de cosas que sólo se podía saber aguzando el oído en los corrillos que se formaban, cigarrillo en mano, ante el pabellón Nou Congost de Manresa. Muchos alertaban del peligro de manipulación asamblearia, unos rajaban de los convergentes, otros apostaban por Mas como "mal menor", algunos pedían calma, otros repartían panfletos con su posición… pero todos debatían con maña, educación y ese estilo libertario que se echa de menos en muchas organizaciones políticas.

Hermetismo

Hasta después de comer –catering de bocadillos, fruta y agua– las bases no decidirán nada. De momento, hermetismo. Ni han dejado entrar a la prensa a hacer el típico "mudo" (un momento donde nadie dice nada pero lo parece) antes del debate. Pero alguna cosa ha cambiado en la CUP: los periodistas tenemos wifi, calefacción, enchufes y café en una sala junto al bar de la zona deportiva.

El debate ha empezado, y en el corazón de Catalunya, muchos políticos hoy tienen el corazón en un puño porque hoy pueden decidir quienes nunca se han levantado de una mesa de negociación.