La tensión de la campaña se ha condensado esta noche en el plató de TV3 donde los candidatos del 21-D han confrontado sus argumentos de campaña. Nadie se ha molestado en disimular: Una campaña extraordinaria con candidatos en la cárcel y el exilio se ha traducido en el alto voltaje del debate de la televisión pública donde los reproches y sarcasmos han volado sin contemplaciones. No ha habido, sin embargo, novedades. Mientras la carrera electoral avanza con una pugna intensa por el liderazgo, los partidos no han querido cometer errores y el debate se ha convertido en una repetición de los argumentos ya escuchados estos catorce días de campaña.

El director de la cadena, Vicent Sanchis, se ha encargado de moderar el debate con manga ancha y evitando encorsetar las intervenciones. Ello, sin embargo, ha provocado momentos en que los candidatos se pisaban los unos a los otros en un auténtico y desarreglado gallinero.

El primer bloque del debate, ¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, se ha convertido en toda una pista de aterrizaje para los reproches de los unos y los otros. "Hoy Oriol Junqueras no puede estar como el resto de candidatos", ha lanzado la republicana Marta Rovira, que ha convertido su vestuario, con americana gris y camisa amarilla, y un lazo amarillo en la solapa, en una constante denuncia por la situación de los presos.

Lo ha hecho después de que Jordi Turull de Junts por Catalunya hubiera denunciado que "Catalunya tiene un Estado que le va a la contra y los catalanes estamos para pagar y callar".

Los proyectiles se han disparado con tanta intensidad ya desde primer momento que incluso el moderador, Vicent Sanchis, ha recibido con la primera intervención del popular Xavier García Albiol, que ha denunciado que el problema es que durante años una parte del país, donde ha incluido al periodista, se ha dedicado a caldear la sociedad en Catalunya. El intento del popular para marcar el territorio al valenciano no ha asustado al responsable de la cadena: "Hoy el debate les corresponde a ustedes", le ha replicado.

También el primer encontronazo lo ha provocado Albiol al exhibir un tuit del diputado del PDeCAT Carles Campuzano defendiendo la actuación de la justicia española, que ha dejado al descubierto la profundidad de la herida política que atraviesa el Parlament: "Usted me hace una pregunta que mi libertad provisional no me permite contestar como yo querría", ha reprochado Turull que hasta hace dos lunes estuvo encerrado en la cárcel de Estremera donde ha pasado 32 días.

La líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, que pugna por hacerse con la primera posición en la carrera electoral, se ha situado inmediatamente en una posición de crítica contra el independentismo, pero sin dejar de denunciar errores del Ejecutivo de Mariano Rajoy. Ha optado por el sarcasmo para descalificar a los independentistas a los cuales les ha diagnosticado un "conflicto con la realidad". "¿Qué se puede esperar de una gente que dice que vive en una República?", ha ironizado la líder naranja, que iba vestida con ameriana azul y blusa blanca, y que a medida que avanzaba el debate hacía más evidente el catarro de campaña.

A pesar de todo, Arrimadas ha interrumpido repetidamente el discurso del resto de intervenciones refunfuñando por debajo de la nariz con un irónico "España nos roba" a las críticas de los independentistas por el trato recibido de España y pisando constantemente las intervenciones de la republicana Marta Rovira. El duelo personal entre Rovira y Arrimadas ha provocado que la republicana emplazara a la líder de Ciutadans a "no hablar de Junqueras". "No se vuelva a poner en la boca lo que dice el señor Junqueras", ha exigido al mismo tiempo que emplazaba a los unionistas a explicar qué tipo de Govern quieren construir —"le darán a Borrell el departamento de desinfecciones?", ha interrogado.

También el comú Xavier Domènech ha querido depositar su discurso entre la crítica al PP —ha recordado la denuncia de su partido contra el 155— y la denuncia de "falta de transparencia y de honestidad" de los independentistas. Incluso les ha reclamado un "principio de realidad para restaurar el futuro", lo cual ha provocado un enfrentamiento con Turull que Xavier García Albiol contemplaba con una sonrisa. Domènech se ha desgañitado a intentar explicar el posicionamiento de su candidatura en relación al procés.

La conciència crítica del común Domènech ha sido el cupero Carles Riera, que ha denunciado que todo empieza con un "golpe de estado" del Gobierno del PP que pretende imponer el autoritarismo ante un gesto de democracia de Catalunya. Con americana marrón, camisa gris y un lazo amarillo en la solapa, Riera ha desmontado la imagen de la camiseta cupera, y ha dejado claro el objetivo de su candidatura: "Restituir la República e investir al Govern más adecuado para hacerlo". Ha dejado claro que no aceptará acotar la cabeza delante del 155 y que solo se podrá restituir la República por la vía unilateral.

El socialista Miquel Iceta, a pesar de insistir en que no piensa gobernar con los independentistas, ha intentado no quedar engullido en sus críticas contra el procés por la virulencia de Arrimadas y Albiol, incluso ha descalificado por excesivas las medidas de encarcelamiento contra Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Iceta, con americana oscura camisa azul claro y corbata azul, ha optado por concentrar los ataques más en los problemas de la gestión que en el proceso en sí. "Tengo que prefigurar un futuro en el que a pesar de las diferencias que habrá gobierne quien gobierne tiene que tratar de encontrar la reconciliación", ha reclamado. Finalmente, sin embargo, también la estrategia del candidato del PSC ha saltado por los aires en el último tramo del debate, cuando se ha sumado a la espiral de críticas —y gritos.

No obstante, Albiol no ha desperdiciado este llamamiento para interrogarlo sobre si sacaría adelante su propuesta de indulto a los independentistas encausados. "Menos indulto y más democracia", ha reclamado Turull.

Esta dinámica se ha ido trenzando en los diferentes capítulos del debate a lo largo de las dos horas largas de intercambio de posicionamientos. La misma tensión, los mismos argumentos. Da igual si se trataba del proceso, como el programa, o los pactos postelectorales. La tensión no se ha rebajado en ningún momento. Y la carrera electoral vive las últimas horas sin novedades.